martes, 28 de agosto de 2018

EL PRINCIPAL PROBLEMA DE ESPAÑA


Piensa la gente que los principales problemas de los españoles son los que salen reflejados en las encuestas del CIS, pero no es cierto, uno porque esas encuestas ya está precocinadas, que no tanto cocinadas, aunque también, y otro porque la mayoría de los ciudadanos no son del todo conscientes de lo que es verdaderamente más grave. Por supuesto que el paro, la corrupción, la inmigración, el secesionismo, etc, son problemas muy importantes, pero ni de lejos son los más graves que tenemos en nuestro país. Un problema que traumatizó a la opinión pública de los EE UU durante años fue la guerra de Vietnam, donde a lo largo de toda ella murieron algo más de 58.000 norteamericanos (otra cosa fueron los vietnamitas, que fueron más de un millón) pues bien, en España mueren al año por tabaquismo exactamente ese mismo número de personas y ni de lejos hay la misma preocupación que, por ejemplo, las mujeres muertas por violencia de género, que son diez mil veces menos, sin que con esto quiera decir que los crímenes machistas sean algo baladí, naturalmente. Este es un ejemplo de que la percepción de la gravedad de las cosas va por un lado y la verdadera gravedad por otro. Para mí el mayor problema de España es, con diferencia, la impunidad, pues es el padre y la madre de casi todos los demás problemas que padecemos. La impunidad campa a sus anchas en este país, el Reino de Jauja para todo tipo de facinerosos. En España la mayor parte de las fechorías salen gratis y los delincuentes, tanto el de poca monta como el de guante blanco, campan a sus anchas. No se trata de que las leyes y el Código Penal españoles sean demasiado blandos, que, en ocasiones, también, sino que lo normal es que el que la hace no la paga. La impunidad no tiene raíz política, sino social, y está instalada en todos los ámbitos donde desarrollamos nuestra actividad. Pero, acabar con la impunidad y forzar un punto de inflexión, también educacional, sí necesita de una voluntad política, con actuaciones ejemplares, de arriba abajo, que dejen muy claro a todo el mundo que no se sale indemne de pasarse por la entrepierna las normas sociales y de convivencia, la Ley y la Constitución.
Algunos de los asuntos que hoy nos preocupan son producto de actuaciones que quedaron impunes en su momento, que no se cortaron cuando había que hacerlo, y que han dado alas a los que no han encontrado freno alguno a sus desmanes. Es obvio que la corrupción generalizada es producto de la impunidad de que gozan los corruptos y los corruptores o que los problemas secesionistas son una consecuencia de la impunidad de declaraciones y actos inconstitucionales de los independentistas que sucedieron en el pasado. No es que en España delinquir salga barato, es que casi siempre sale gratis. Uno puede incumplir las resoluciones judiciales o mofarse e incluso agredir a la Policía y la Guardia Civil y salir biemparado.
Pero, no solo nosotros nos hemos dado cuenta que en nuestro país se puede sobornar, robar, malversar, traficar con drogas y personas, quemar montes, contaminar, romper mobiliario urbano,  agredir, etc, impunemente, los de afuera también se han dado perfecta cuenta de ello. Miles de extranjeros se saltan la Ley a diario en España o se ríen de nuestras normas buenistas. Son famosas las carteristas bosnias que acumulan más de 400 detenciones en el Metro de Madrid, y los cientos de vehículos sustraídos a diario, pero aún son mucho más graves los asaltos a chalets y a comercios perpetrados por bandas organizadas que, en contraste con sus países de origen, han llegado al paraíso de la impunidad.

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