lunes, 20 de agosto de 2018

NAVANTIA, A TODA MÁQUINA


La empresa estatal española de construcción naval militar NAVANTIA ha tenido que retirarse del “Proyecto Tamandaré” para dotar a la Armada de Brasil de una fragata de nueva generación. Ha sido una decisión dolorosa y difícil, porque para España las relaciones con Iberoamérica son especiales y porque se habían hecho grandes esfuerzos para hacerse con ese contrato. La empresa mixta de NAVANTIA e inversores locales, que cuentan en Brasil con importantes instalaciones industriales, ya había sido invitada a participar en el concurso por el Gobierno de ese país y tenía muchas posibilidades de hacerse con el contrato ¿Es una mala noticia? hasta cierto punto, porque NAVANTIA ha tenido que retirarse de ese proyecto ante el aluvión de pedidos que está recibiendo en los últimos meses de todas partes del mundo y ante la imposibilidad de poder mantener los plazos de entrega y la seriedad de la empresa si se comprometen más encargos. Ninguna empresa naval en el mundo está teniendo tanto éxito y eso se debe al esfuerzo de muchos, en especial de la dirección, de los ingenieros y de todos los trabajadores de NAVANTIA, empresa que se fundó en el año 2.005 con la segregación de los activos militares de la empresa pública IZAR.
En estos momentos NAVANTIA está concluyendo la puesta a punto de los dos buques de proyección logística (portaaviones ligeros multimisión similares al buque Insignia de la Armada española, “Juan Carlos I”) que ha construido para la Marina Australiana (serie “Camberra”) de los que también se ha hecho con el contrato de mantenimiento. También está construyendo NAVANTIA en sus astilleros australianos tres destructores y quedan pendientes de entregar tres patrulleros de altura (corbetas) para Venezuela. Pero, los pedidos cerrados y a punto de hacerlo en los últimos meses son impresionantes: 20 fragatas para los EE UU, 15 Fragatas para Canadá, 5 corbetas para Arabia Saudí (en este artículo no voy a hacer análisis políticos) dos buques LHD para India y uno que ya está en fabricación para Turquía (similares también al “Juan Carlos I”) y varias fragatas y submarinos para Perú (pendientes concretar cantidad). A esto hay que añadir los cuatro submarinos S-80 Plus que se están construyendo para la Armada Española y las novísimas cinco fragatas F-110 que se acaban de encargar también para la Marina Española y de las que ya se ha solicitado a los EE UU la entrega de los correspondientes sistemas misilísticos AEGIS, como los que ya llevan las exitosas fragatas españolas de la serie F-100 y las cinco que, basadas en ellas, se construyeron para Noruega. Los astilleros de Cartagena, Cádiz y Ferrol no dan abasto.

Sin duda el programa más difícil y complejo que está desarrollando NAVANTIA es el proyecto del submarino S-80 plus, que navegará en inmersión con pila de combustible de hidrógeno. Lo más fácil hubiera sido construir los submarinos "Scorpéne", de origen francés que ya se hacían en colaboración con Francia y de los que Chile y Brasil han adquirido unidades a los galos o con fabricación conjunta, pero NAVANTIA se decidió por el desarrollo de un submarino español, nuevo por principio, en una apuesta a largo plazo. A pesar de todas las dificultades (sobrepeso, incendio de la primera pila de combustible, sobrecostes, etc,) la experiencia de la empresa española en integración de sistemas complejos de distinta procedencia y su buen hacer concluirán, estoy seguro, con la botadura del mejor submarino del mundo de su clase. El primero de la serie se llamará S-81 “Isaac Peral”  y los tres siguientes S-82 “Narciso Monturiol”, S-83 “Cosme García” y S-84 “Mateo García de los Reyes”. Ante la necesidad de sustituir lo antes posible a los vetustos submarinos de la serie S-70, es probable que los primeros de la clase S-80 Plus se entreguen sin la pila de combustible de hidrógenos, que sería instalada posteriormente cuando los otros dos, ya con ella, entren en servicio.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario