miércoles, 6 de junio de 2018

EL MAL PERDER DE LA DERECHA


Estos días estamos viendo el mal perder de la derecha, no es nada nuevo, pero, para demostrarlo, no me voy a remontar más de ochenta años en el tiempo, hasta fechas sobre las que casi todos hemos querido pasar página, tomaré como referencia solo desde la Transición Democrática:
Conviene recordar lo que sucedió con el Gobierno de Adolfo Suárez, y conviene recordarlo porque la UCD, a pesar de que la dirigía alguien que había sido nada menos que secretario general del Movimiento, no era el partido político importante situado más a la derecha, ese espacio lo ocupaba Alianza Popular, el partido que creara Manuel Fraga. No voy a responsabilizar aquí y ahora, en exclusividad, a la derecha española del golpe de Estado contra Suárez, no sería totalmente justo, porque en aquella asonada, la que triunfó, no la “tejerada”, estuvieron implicados también otros actores, nacionales e internacionales, pero, por supuesto que lo que entonces se denominaba el Búnker tuvo mucho que ver en aquellos acontecimientos. La caverna hizo de policía malo y otro hizo de policía bueno para que dimitiera Adolfo Suárez. Es muy ilustrativo también, precisamente cuando estos días la derecha acusa a Pedro Sánchez de “llegar al Gobierno por la puerta de atrás”, recordar que precisamente esa misma derecha presentó una moción de censura, protagonizada por Antonio Hernández Mancha, contra el Gobierno socialista de Felipe González, que tenía nada menos que mayoría absoluta. El varapalo fue tan gordo que la votación arrojó solo 67 votos a favor de la moción de censura por 195 en contra ¿Hubieran dicho entonces, si se hubiera dado el milagro de que la hubieran ganado, que llegaron al Gobierno de España por la puerta de atrás?
La derecha volvió a mostrar su mal perder tras las elecciones que ganó el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero como candidato. Todas aquellas mentiras del Gobierno de Aznar para echar la culpa a ETA de los atentados del 11M y la teoría de la conspiración, que aún hoy, a pesar de lo que dictaminó la Justicia, algunos guardan para sus adentros, no fueron sino las muestras más palpables de que a la derecha española no le gusta que otros tomen el poder y cuando eso sucede deja ver su poca calidad democrática. Los Gobiernos de Zapatero fueron criticados de forma inmisericorde por la derecha, pero no lo fueron tanto por sus errores, que, es verdad, cometieron unos cuantos, algunos muy gordos, como porque durante dos legislaturas la derecha española volvió a estar fuera del Gobierno y, sobre todo, porque esa derecha nunca asumió que “la foto de las Azores” y la intervención en la Guerra de Irak saltaron a la cara de los españoles tras los atentados de Madrid. El “milagro” económico de Aznar (esa es otra historia de la que podríamos hablar largo y tendido) no les había servido de nada y los del “no a la guerra” les habían hecho perder las elecciones, eso nunca lo han podido asimilar.
Pues bien, nada nuevo bajo el Sol, ahora sucede exactamente lo mismo. Tenemos una nueva teoría de la Conspiración (“socialistas, populistas, comunistas e independentistas se han unido en aquelarre para acabar con España”) tenemos, con las cosas tan groseras que están diciendo, la plasmación de que a la derecha española solo le gusta la democracia y la Constitución cuando satisfacen sus intereses, tenemos la constancia, en fin, de que siguen pensando que España es su cortijo. Por eso ha sido patético el discurso de despedida de Mariano Rajoy, sin una sola autocrítica a las cosas tremendas a las que los españoles hemos tenido que asistir, y por eso son aún más patéticas las declaraciones de Aznar. Pero, a pesar de las cosas que dicen en público y de las burradas que dicen en privado, ahora ya no dan miedo, solo dan, sino pena, sí risa.  Seguramente por lo que conocemos y llevamos en la mochila, para muchos la moción de censura fue una en realidad una “emoción de censura”.

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