Estos días estamos viendo el mal
perder de la derecha, no es nada nuevo, pero, para demostrarlo, no me voy a
remontar más de ochenta años en el tiempo, hasta fechas sobre las que casi
todos hemos querido pasar página, tomaré como referencia solo desde la
Transición Democrática:
Conviene recordar lo que sucedió
con el Gobierno de Adolfo Suárez, y conviene recordarlo porque la UCD, a pesar
de que la dirigía alguien que había sido nada menos que secretario general del
Movimiento, no era el partido político importante situado más a la derecha, ese
espacio lo ocupaba Alianza Popular, el partido que creara Manuel Fraga. No voy
a responsabilizar aquí y ahora, en exclusividad, a la derecha española del
golpe de Estado contra Suárez, no sería totalmente justo, porque en aquella
asonada, la que triunfó, no la “tejerada”, estuvieron implicados también otros
actores, nacionales e internacionales, pero, por supuesto que lo que entonces se
denominaba el Búnker tuvo mucho que ver en aquellos acontecimientos. La caverna
hizo de policía malo y otro hizo de policía bueno para que dimitiera Adolfo
Suárez. Es muy ilustrativo también, precisamente cuando estos días la derecha
acusa a Pedro Sánchez de “llegar al Gobierno por la puerta de atrás”, recordar
que precisamente esa misma derecha presentó una moción de censura, protagonizada
por Antonio Hernández Mancha, contra el Gobierno socialista de Felipe González,
que tenía nada menos que mayoría absoluta. El varapalo fue tan gordo que la
votación arrojó solo 67 votos a favor de la moción de censura por 195 en contra
¿Hubieran dicho entonces, si se hubiera dado el milagro de que la hubieran
ganado, que llegaron al Gobierno de España por la puerta de atrás?
La derecha volvió a mostrar su
mal perder tras las elecciones que ganó el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero
como candidato. Todas aquellas mentiras del Gobierno de Aznar para echar la
culpa a ETA de los atentados del 11M y la teoría de la conspiración, que aún
hoy, a pesar de lo que dictaminó la Justicia, algunos guardan para sus adentros,
no fueron sino las muestras más palpables de que a la derecha española no le
gusta que otros tomen el poder y cuando eso sucede deja ver su poca calidad
democrática. Los Gobiernos de Zapatero fueron criticados de forma inmisericorde
por la derecha, pero no lo fueron tanto por sus errores, que, es verdad,
cometieron unos cuantos, algunos muy gordos, como porque durante dos
legislaturas la derecha española volvió a estar fuera del Gobierno y, sobre
todo, porque esa derecha nunca asumió que “la foto de las Azores” y la
intervención en la Guerra de Irak saltaron a la cara de los españoles tras los
atentados de Madrid. El “milagro” económico de Aznar (esa es otra historia de
la que podríamos hablar largo y tendido) no les había servido de nada y los del
“no a la guerra” les habían hecho perder las elecciones, eso nunca lo han
podido asimilar.
Pues bien, nada nuevo bajo el
Sol, ahora sucede exactamente lo mismo. Tenemos una nueva teoría de la
Conspiración (“socialistas, populistas, comunistas e independentistas se han
unido en aquelarre para acabar con España”) tenemos, con las cosas tan groseras
que están diciendo, la plasmación de que a la derecha española solo le gusta la
democracia y la Constitución cuando satisfacen sus intereses, tenemos la
constancia, en fin, de que siguen pensando que España es su cortijo. Por eso ha
sido patético el discurso de despedida de Mariano Rajoy, sin una sola autocrítica
a las cosas tremendas a las que los españoles hemos tenido que asistir, y por
eso son aún más patéticas las declaraciones de Aznar. Pero, a pesar de las
cosas que dicen en público y de las burradas que dicen en privado, ahora ya no
dan miedo, solo dan, sino pena, sí risa.
Seguramente por lo que conocemos y llevamos en la mochila, para muchos
la moción de censura fue una en realidad una “emoción de censura”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario