viernes, 22 de junio de 2018

TURQUÍA SE PASA AL LADO OSCURO


Crece la preocupación entre los EE UU y sus aliados de la OTAN con respecto a Turquía, un país todavía miembro de la Alianza Atlántica pero que cada vez está más cerca de Rusia y de la “Alianza Continental”  un ente, más tácito que explícito, económico y estratégico donde, además de Rusia, está China, India Irán, Bielorrusia y las repúblicas islámicas exsoviéticas de Asia Central y otros países menores asiáticos.
Todo empezó tras una carta que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogán, dirigió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, a los siete meses de que un caza F-16 turco derribara a un bombardero táctico SU-24 ruso que realizaba operaciones contra los yihadistas al Norte de Alepo (Siria) cerca de la frontera turca. En la carta, Erdogán pedía perdón y se comprometía a resarcir a los familiares de los dos pilotos rusos fallecidos. Es difícil saber cuál fue el motivo del radical cambio de parecer del presidente de Turquía, cuyas relaciones con Rusia después de aquel incidente estaban bajo mínimos. Distintos analistas barajaron entonces las sanciones impuestas por Rusia a los productos agrícolas turcos, a que los dos millones de turistas rusos que veraneaban en Turquía dejaron de ir o a la paralización de la construcción del gigantesco gasoducto que la empresa estatal rusa, Gazprom, iba a tender desde Azerbaiyán hasta Italia a través de Turquía, pero hoy parece más plausible que Erdogán estuviera perfectamente informado por los servicios secretos de su país que se iba a producir un golpe de Estado para apartarlo del poder. En efecto, a las pocas semanas de que el presidente turco enviara su carta al Kremlin, hubo un intento de golpe de estado en Turquía y mientras Rusia fue el primer país del mundo que, todavía en la vorágine de la asonada, apoyó sin ambages al Gobierno de Turquía, otros, como EE UU y Alemania, esperaron al desenlace. Eso abrió los ojos definitivamente a Erdogán que acusó a USA de estar detrás del golpe de Estado apoyando al clérigo residente en los EE UU Fethullah Gülen. Tras el fallido golpe de Estado no solo se inició en Turquía una caza de brujas, pues, al parecer, el entramado tejido por Gülen era muy amplio y de paso Erdogan se quitó a otros potenciales enemigos de en medio, también se enfriaron las relaciones con los EE UU y con la OTAN. Tras varias conversaciones entre Erdogán y Putin, Rusia parece estar convencida de que Turquía se ha cambiado de bando, solo así se entiende que se haya reanudado tan rápidamente la construcción del gasoducto Turk Stream, que va a proporcionar 100.000 puestos de trabajo en Turquía y que Rusia haya vendido a los turcos varios de sus sofisticados sistemas de misiles antiaéreos S-400.  El último episodio de esta deriva es que, tras la anulación por el Congreso de los EE UU de la venta a Turquía de los cazas de quinta generación F-35, ahora se teme que Rusia le venda a Erdogán los Sukhoi SU-57, considerados por muchos expertos como los mejores aviones de combate de quinta generación, por sus excepcionales características de alcance, velocidad, maniobrabilidad y capacidad para llevar misiles pesados. Después de su triunfo en Siria, si Turquía se pasa definitivamente al “lado oscuro” Putin habrá conseguido un éxito estratégico inimaginable hace muy poco tiempo, sin duda el más importante desde su alianza estratégica con China.

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