martes, 29 de marzo de 2016

EL APOCALIPSIS NUCLEAR

Terminada, aunque no del todo, la Guerra Fría, el miedo a un apocalipsis nuclear ha desaparecido como una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos. La “crisis de los misiles cubanos”, algunas películas de Hollywood y aquel enfrentamiento a cara de perro entre dos formas distintas de ver el mundo consiguieron que durante varias décadas del pasado siglo mucha gente temiera una guerra nuclear, que sería la última de la Humanidad. En los EE UU incluso muchos ricos se construyeron su propio refugio nuclear, algo tan absurdo, si se llegara a una hecatombe así, como escoger entre morir al contado o en cómodos plazos, porque la radiación, la lluvia radioactiva, el desastre climático, y, sobre todo, la contaminación por partículas residuales mortales, harían la vida imposible durante siglos o milenios, sino para siempre, en la Tierra.
Los EE UU y Rusia llegaron a un acuerdo para reducir sus armas nucleares, sobre todo de misiles intercontinentales y de alcance medio, pero ese acuerdo estaba destinado mas a destruir algunos vectores ya obsoletos y a disminuir riesgos que a un sincero propósito de avanzar hacia el desarme nuclear. Hay, sin embargo, factores nuevos inquietantes que, lejos de disminuir el peligro de las armas nucleares, lo incrementan. La Iniciativa de Defensa Estratégica, la popularmente conocida como “Guerra de las Galaxias”, fue una de las políticas belicistas mas queridas por el que fuera presidente de los EE UU, Ronald Reagan; tenía tres fases de desarrollo y despliegue: la primera, de poderosos radares y sistemas de detección, la segunda, de sistemas de interceptación basados en tierra, en buques de la NAVY o en cazas, en concreto los F-15, y, la tercera, con armas instaladas en órbita terrestre, como potentes cañones electromagnéticos o láser de inducción nuclear. Las dos primeras fases ya son plenamente operativas. A la opinión pública se le vendió el Sistema Antimisiles como algo bueno que les defendería de los misiles nucleares de Corea del Norte y de Irán, pero este despliegue armamentístico está pensado para poder asestar un primer golpe nuclear minimizando la respuesta y sus objetivos son Rusia y China. No está orientado, por supuesto, el despliegue de componentes esenciales de la IDE en Europa (algunos en Polonia) para destruir en vuelo los misiles de Corea del Norte o Irán. El Sistema Antimisiles, por tanto, no es un sistema defensivo, sino ofensivo, destinado a amenazar la soberanía de otros países convenciéndoles de que una respuesta nuclear no serviría de nada. El equilibrio del terror se ha querido sustituir por el desequilibrio del terror. Rusia y China han reaccionado de distinta forma. Una de las primeras órdenes de Vladimir Putin fue modernizar el armamento estratégico ruso y desplegar lo antes posible nuevos sistemas que hicieran inútil el Sistema Antimisiles norteamericano. Los misiles de alcance medio desplegados en Kaliningrado están destinados a neutralizar los componentes de la IDE instalados en Polonia y en este contexto hay que entender también la resolución rusa en el Este de Ucrania y Crimea, porque era imprescindible salvaguardar la posición estratégica en el Mar Negro. La incorporación de los nuevos submarinos estratégicos de la clase 955 “Borey” y de los misiles intercontinentales R-30 “Bulavá” forma parte de la respuesta rusa. Según los rusos, los “Bulavá” son prácticamente invulnerables, porque, además de poder resistir una explosión nuclear y sus pulsos electromagnéticos a solo 500 metros, tienen vuelo aleatorio, incluidas las etapas de ascenso y descenso, contramedidas electrónicas, señuelos, etc, y una gran velocidad. Estos misiles, que pueden llevar hasta 10 ojivas nucleares, también se han instalado en los submarinos clase 941 U “Akula”. Características similares se han incorporado a los misiles intercontinentales basados en tierra RT-2UTTH “Topol-M”. China, por el contrario, al no contar con una tecnología tan avanzada como Rusia, ha basado su disuasión nuclear en el despliegue masivo, suponiendo que el Sistema Antimisiles norteamericano no sería capaz de interceptar un lanzamiento de cientos de misiles, pero multiplicando los riesgos de un error fatal. Por si esto no diera suficiente miedo, hay otros países con armas nucleares como Corea de Norte o Paquistán, con regímenes impresentables o con el peligro talibán en casa, y otras potencias también nucleares como Reino Unido, Francia, India o Israel.
Mas que nunca, vivimos sentados sobre un polvorín y un error, una mano terrorista, un ataque informático, o un loco pueden desencadenar el apocalipsis nuclear en cualquier momento.


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