El poder está preocupado ante las
elecciones del 25 de mayo y ha establecido dos prioridades para logran que todo
siga igual, apuntalar el bipartidismo a cualquier precio y hacer creer a los
ciudadanos que todo va a ir a mejor. La última encuesta del CIS, tan cocinada
como los platos de Masterchef, nos dice que PP y el PSOE se recuperan y que
tanto IU como UPyD retroceden en intención de voto. Al mismo tiempo el Gobierno
se muestra optimista por los últimos datos del paro registrado en el INEM, que
cada vez se parecen menos a los de la Encuesta de Población Activa, la única
realmente fiable y la que se emplea en toda Europa para establecer la tasa real
de desempleo.
Mientras Botín le dice a Rajoy
que “lo está haciendo bien”, los burócratas de la UE piden que se baje las
cotizaciones a la seguridad social a las empresas y se suba otra vez el IVA. Para
entendernos, que sea el conjunto de los ciudadanos los que paguen los gastos de
los empresarios con la esperanza de que, en esas condiciones, estos creen empleo.
Hace poco tiempo también hemos escuchado, en boca de la presidenta del Círculo de
Empresarios, Mónica Oriol, que una forma de crear mas puestos de trabajo sería
bajar el Salario Mínimo Interprofesional, es decir, que la gente trabaje por 400
euros. Si la propuesta ya es, de por sí, escandalosa, para mí lo fue mucho mas,
si cabe, el énfasis y el tono de sus declaraciones. Seis meses pondría yo a esa
señora a vivir con ese salario antes de hablar seriamente del asunto.
Las medidas que se están tomando
para salir de una crisis económica creada por las políticas practicadas durante
años por los mismos que ahora nos gobiernan y por los que les jalean, lejos de
servir para crear empleo, reducir el déficit y la Deuda y procurar una mayor
justicia social, trabajan en sentido contrario. La diferencia entre pobres y
ricos cada vez es mayor y la clase media está siendo literalmente laminada.
Están cometiendo un grave error, porque la pequeñoburguesía conservadora venida
a menos puede ser, objetivamente, un aliado de los trabajadores y de los mas
desfavorecidos, haciendo inclinar la balanza en sentido contrario de lo que
desean los que mandan. Los ricos, los banqueros y los burócratas de Bruselas, que
tanto nos toman el pelo, también votan, pero son muy pocos. Solo hace falta que
los fanáticos e incondicionales abran los ojos.
Si cada vez está mas claro que, a
nivel del Estado, los dos grandes partidos ya están mucho mas preocupados por
aplastar a las formaciones emergentes que en hacerse daño sacando a la luz sus
fechorías, que son muchas y variadas, en Asturias ya no muestran ningún reparo
en pedir el voto para cualquiera de las dos formaciones mayoritarias y en
intentar marginar a los demás de cualquier debate electoral. Todos los
asturianos saben que socialistas y populares mantienen una acuerdo tácito desde
hace años, un acuerdo para repartirse Asturias, pero nunca se había hecho
explícito de forma tan grosera. Hay un nuevo dúo en nuestra tierra que no es
precisamente dinámico, porque quiere que todo siga igual, el dúo de los
Fernández, una pareja empeñada en aplastar a cualquiera que les tosa y que
ponga en peligro su poder y el de sus valedores. En fin, lo mismo que sucede en
España y en Europa, pero protagonizado por personajes que tenemos mas cerca,
solo geográficamente, por supuesto.
Bien, ya veremos que dicen los
ciudadanos el 25 de mayo.
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