domingo, 8 de septiembre de 2013

LA ORDEN DE MENTIR

Se ha dado una orden en el Partido Popular, ha partido de su Dirección y va dirigida a todos sus cuadros, hay que repetir, en todas las declaraciones públicas, que lo peor de la crisis ha pasado y que la economía española mejora.
Se trata, a fuerza de repetir la consigna, que los españoles se lo crean, pues las convocatorias electorales llegarán en cascada y los que nos gobiernan todavía piensan acometer mas recortes, el próximo otro tijeretazo a las pensiones, fechoría que ya hizo Zapatero y que sublimarán los populares, aunque no va a ser muy popular.
Pero, una mentira, para que funcione, tiene que creérsela el mismo que la dice. Es un proceso alienante, pero que se da con mas frecuencia de lo que se cree. Rajoy, como tiene que dar ejemplo, ya ha asumido plenamente la patraña, hasta se lo ha dicho a Obama y a los demás participantes en la reunión del G-20, que lo han mirado con condescendencia.
Es cierto que hay algunos indicadores que invitan a sumarse al espejismo, como la disminución del diferencial de la prima de riesgo, pero los altísimos tipos de interés que estaba pagando España eran insostenibles y los especuladores-prestamistas  no son tan imbéciles como para poner en peligro nuestra economía hasta el punto de que no poder cobrar.
También hay gente que justifica la mentira de la luz que ya se ve al final del túnel para infundir ánimo a los ciudadanos y dar confianza a los inversores, algo así como el entrenador de uno de los equipos de fútbol del final de la tabla que, cuando toca enfrentarse al Madrid o al Barcelona, dice a sus jugadores que son tan buenos o mejores que ellos y que los pueden ganar, aunque sabe perfectamente que su club nunca podrá hacer fichajes de 90 millones de euros. Yo pienso, sin embargo, que este tipo de engaños es una falta de respeto total hacia los españoles que, además de sufrir en sus carnes las recetas de los políticos, tienen que padecer su mofa.
La mentira, aunque parezca increíble, muchas veces se impone a la evidencia. Lo estamos viendo ahora en la agresión a Siria, los mismos que han urdido el pretexto de las “armas químicas” fueron los que nos contaron el de las “armas de destrucción masiva” o, sin relatar todos los cuentos que han hilvanado a lo largo de la historia, la explosión del “Maine”, en el puerto de La Habana, que sirvió a EE UU para declarar la guerra a España y arrebatarle Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam. De poco sirve razonar que los mercenarios de Al Qaeda son mucho peores que el régimen de Al Assad.
Los nazis fueron maestros en utilizar la propaganda en los medios de comunicación. La propaganda nazi proporcionó a Hitler un instrumento crucial para adquirir y mantener el poder y para desarrollar la “Guerra Total” y el “Holocausto”. Pero también ha habido y hay grandes propagandistas de la mentira en la pseudoizquierda desde Proudhon y su “Filosofía de la miseria” hasta la política engañabobos socialdemócrata actual.
Pero, la mentira solo triunfa si no tiene contestación, necesita de la dictadura, aunque solo sea de facto. El materialismo dialéctico o un Marx, con su “Miseria de la filosofía”, la desmontan.  

Se ha terminado el verano y se han ido los turistas que han llegado a España huyendo de los conflictos en el Norte de África. Las fábricas continúan cerrando y la gente sigue incrementando las colas del paro. Aunque la venta de coches continúa cayendo en picado, Rajoy y hasta su homólogo griego, el primer ministro Antonis Samarás, del partido derechista Nueva Democracia, nos dicen que la economía empieza a mejorar. La orden es mentir.

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