miércoles, 11 de septiembre de 2013

GOTERAS EN EL CONGRESO Y EL PROCESO CATALÁN

Han aparecido goteras en el Parlamento, al parecer afectan a la zona donde se sientan los diputados de la izquierda y el banco de la prensa, pero, como ha dicho el ministro de Educación, José Ignacio Wert, con sorna vengativa, eso debe ser una casualidad. Sin embargo, el destino, como si existiera, nos ofrece, a veces, símiles contemporáneos que sirven para identificar y visualizar, con ejemplos intrascendentes, problemas muy graves.
El Congreso de los Diputados, como nuestra democracia, ha sido objeto de ataques despiadados. Hemos visto mentir a presidentes del Gobierno, hemos escuchado discursos que justificaban lo injustificable y, por si esto fuera poco, todavía están en su techo los impactos de las ráfagas de subfusil de los golpistas. El Estado que nos dimos los españoles el día 6 de diciembre de 1.978, al aprobar en referéndum la Constitución, lo ha aguantado todo. Pero, las goteras son mucho mal peligrosas, son como un aviso fantasmal de que la democracia y España peligran.
Los políticos que han gobernado España en los últimos años, yo diría que desde la desaparición de UCD, las han armado muy gordas. Entre sus muchas fechorías yo destacaría la ausencia total de planificación económica (está contemplada en nuestra carta magna), que ha propiciado burbujas como la inmobiliaria que, cuando han explotado, han dejado a millones de personas en el paro. Pero, como todos sabemos, hay otras, como la permisibilidad con la inmigración irregular, que ha supuesto el incremento poblacional en unos 5 millones de personas en muy poco tiempo, algo muy difícil de asumir económica y socialmente, o la pésima gestión en las Cajas de Ahorros, que nos ha costado mas de 60.000 millones de euros (de momento) y una corrupción generalizada que afecta hasta a las cúpulas de los partidos. Los ciudadanos hemos tragado con todo y hemos fiado al juego democrático y a la alternancia en el poder, quizá ingenuamente, la capacidad de corregir errores y pasar facturas. La gente no ha salido a la calle con el cuchillo entre los dientes y se ha contentado con acudir a las urnas, cual bálsamo, cada cierto tiempo.
Pero hemos llegado a un punto por el que no podemos pasar. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como es habitual en él, ha dejado pudrirse algunos asuntos vitales que requerían atención inmediata. Como es natural, cuando se actúa así, las cosas siempre empeoran. Yo no quiero cargar las tintas en la responsabilidad del Partido Popular con lo que está sucediendo en Cataluña, sería injusto, porque aquí los tres partidos mas importantes con representación a nivel de todo el Estado, PP, PSOE e IU, tienen mucha culpa, unos mas que otros, eso sí, pero el PP es el que ahora Gobierna, además con mayoría absoluta, y es a él a quien debemos dirigirnos.
Mientras los independentistas deban pasos inequívocos hacia la secesión, rompiendo el consenso constitucional (hay que tener en cuenta que el Estado de las Autonomías se construyó para darles satisfacción), nuestro Gobierno no ha hecho nada, solo declaraciones pusilánimes. Ahora, cuando el problema es evidente y el desenlace se acerca, hay conversaciones secretas, sin luz y taquígrafos y al margen del Parlamento, porque ha cundido el pánico, tanto en los nacionalistas moderados, que pueden ser sobrepasados por los acontecimientos, como en el Gobierno de España, que no se ve capaz de parar la deriva del proceso.

No vamos a perder el tiempo aquí argumentando sobre la legitimidad o no del proceso independentista catalán, y de otros, que pueden estallar en cascada, ya lo hicimos cuando tocaba, solo dejar muy claro a nuestros políticos que no les vamos a consentir que permitan la desmembración del Estado que tanto trabajo costó construir.

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