viernes, 10 de agosto de 2012

LOS CONSEJOS DEL BANCO CENTRAL EUROPEO

El presidente del BCE, Mario Draghi, con la desfachatez que caracteriza a esta pléyade de burócratas que han proliferado como hongos en Europa y que ejercen un poder no democrático, nos ha regalado unos cuantos consejos. Draghi, igual que hacía el ex-gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, mientras no toma las medidas que debería para que salgamos de la crisis, porque la señora Merkel es la que ordena y manda, se dedica a hacer política y a recomendar que los Estados se ceben, aún más, en los ciudadanos. Ordóñez acabó cayendo en desgracia porque mientras aconsejaba que se torturara a los trabajadores no ordenaba que el Banco de España ejerciera las labores de supervisión sobre las Cajas de Ahorros y Draghi, que ha puesto a disposición de la banca una línea de crédito de 100.000 millones de nuestros euros a intereses ridículos, al mismo tiempo pide que se abarate mas el despido, que se bajen mas los sueldos y el salario mínimo, que se eliminen los convenios colectivos y que se abran todavía mas nuestras fronteras a la inmigración. Ya dijimos en varias ocasiones cuales son las verdaderas causas de esta crisis capitalista, la sobreproducción industrial y la pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos, que han tenido los demoledores efectos de la globalización y el impago de los créditos hipotecarios. Pero son precisamente los grandes poderes financieros, los especuladores internacionales y los políticos y burócratas a su servicio, es decir, los que nos han metido en este pozo, los que siguen dando consejos y gobernando.
Afortunadamente, los ciudadanos ya no tragan. Esta crisis ha conseguido que la gente de a pie haya hecho un máster en economía a la fuerza. Hoy todos sabemos que es el diferencial de la prima de riesgo y tenemos mucho mas claras las consecuencias de no controlar adecuadamente magnitudes macroeconómicas como el déficit, la deuda o la inflación. Pero, lo que es todavía mas importante, todos los españoles saben ya que todas las medidas que se han implementado (ya estaban convenientemente planificadas) en los últimos años, con el pretexto y la coartada de la crisis, no han hecho más que empeorar la situación.
Cuando los Gobiernos empezaron a aplicar la hoja de ruta marcada por el gran capital y los organismos a su servicio, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OCDE, etc, contaron con un gran aliado, la mediana burguesía, porque todas las medidas económicas que se tomaban le gustaban. Jamás habrían soñado los empresarios, por ejemplo, que se atacaría hasta ese punto al mundo del trabajo. El abaratamiento del despido, la rebaja de salarios y de derechos sociales, la disminución de hasta dos puntos en las cotizaciones de las empresas, etc, eran los máximos de la CEOE. Hasta se baraja la creación de un fondo, que se detraería de las nóminas, para que los trabajadores paguen su propio despido.
Pero, todas las iniciativas coincidían en la misma línea, disminuir, todavía más, el poder adquisitivo de los asalariados y la previsible consecuencia ha sido el derrumbe del mercado interno, el cierre de decenas de miles de comercios y empresas y la subida estratosférica del paro.
En esta coyuntura socioeconómica no solo ha caído la venta de pisos y de automóviles, al imperar el pánico y dejar a mucha gente al borde de la indigencia, se ha conseguido que incluso los ciudadanos ya no compren otros productos habituales de consumo.
Tanto el proletariado como la pequeña y mediana burguesía son hoy ya totalmente conscientes de que van en el mismo barco, una nave que hace agua por todas partes gracias a las recetas que se han aplicado. Por eso el partido del Gobierno cae en picado en la encuestas y el principal de la oposicion, que también hizo de las suyas y en el mismo sentido, no levanta cabeza y por eso la gente se va a pasar los locos consejos del BCE por la entrepierna mientras afila los cuchillos para un otoño que será histórico.

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