miércoles, 15 de agosto de 2012

LA AUTOFINANCIACIÓN DE ASTURIAS

El Gobierno del Principado, que preside Javier Fernández, está empeñado en conseguir un crédito de 423 millones de euros, imprescindible para poder hacer frente a unos presupuestos regionales y a unos gastos que no son consecuentes con la gravísima situación que vive Asturias.
En vez de acudir a la ayuda que el Gobierno central ha puesto a disposición de las CC AA, como sería lo lógico, el Ejecutivo regional prefiere pagar los altos intereses que le impondrían las entidades financieras privadas, en el caso de que algún banco sea tan imprudente como para aprobar ese crédito. ¿Cuál es la razón para que Fernández defienda a capa y espada la autofinanciación de Asturias?, pues la misma que impide al presidente Rajoy pedir, de una puñetera vez, el rescate a España, esos prestamistas exigen reformas y marcan directrices, como condición al crédito, que van en dirección opuesta a los intereses políticos de los solicitantes.
La FSA-PSOE se ha aprovechado de nichos de votos tradicionales y del enfrentamiento entre las derechas regionales para volver a gobernar en Asturias; también de la alianza contra natura con el PP, que sirvió para impedir que el Gobierno de Foro pudiera aprobar los presupuestos y que Cascos tuviera que convocar elecciones anticipadas. A pesar de que los populares arrasaron en casi todas las elecciones autonómicas y municipales en España y a pesar del escándalo de corrupción en la Consejería de Cultura, el PSOE ganó las últimas elecciones en Asturias y volvió al poder en nuestra región, aunque esta vez en minoría por mandato de las bases de IU. Pero todo tiene una explicación. Aunque Asturias tiene una tradición histórica de feudo de la izquierda, ese no es el factor determinante para la hegemonía socialista. Durante decenios, los Gobiernos del PSOE, con la muletilla de IU o sin ella, han tejido una maraña impresionante de incondicionales gracias al dinero de todos los asturianos y para seguir mandando eso hay que mantenerlo. Por eso aquí no es una paradoja que la cúpula empresarial apoye a los que se dicen de izquierda, ni que los sindicatos mayoritarios regionales estén a las órdenes de la FSA, unos y otros han estado años repartiéndose los fondos para la formación de los parados y gestionándolos sin fiscalización alguna. Pero la lista de votos cautivos es inmensa, unos gozan de prejubilaciones de lujo a costa del resto de trabajadores, otros usufructúan cargos de libre designación, algunos dirigen museos de relumbrón o ridículos, muchos cobran subvenciones o disfrutan de sanidad gratis sin haber cotizado un céntimo a la SS en su vida. A toda esa gente les importa poco que se hayan gastado muchos millones en la compra de trenes para vías inexistentes, por ejemplo, que ahora desmiente con desparpajo el anterior presidente de FEVE, Ángel Villalba, ni van a entrar a analizar el cachondeo del Tren-Tran que nos quisieron vender para la cuenca del Nalón.
Para sostener ese entramado hay que volver a las andadas, porque es mucha la boca voraz que se necesita alimentar. Pero esta vez no es necesario perder el tiempo con argumentos que lo denuncien, parafraseando al presidente de Cataluña, Artur Mas, lo diremos en pocas palabras: "no hay dinero, espero que lo hayan entendido".
No hay dinero para la televisión autonómica, ni para el Niemeyer, ni para la incineradora, ni para mantener a familias enteras que llevan muchos años viviendo de la política o a su sombra, no hay dinero para los sindicatos afines ni para los empresarios parásitos, ya no hay recursos para pagar caros proyectos que nunca se van a llevar a la práctica, se acabó la diversión, porque Asturias está al límite.
En las circunstancias actuales, la autofinanciación de Asturias es una quimera, salvo que para conseguir un crédito, a priori imposible, se pretenda vender o hipotecar para siempre nuestra tierra.

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