domingo, 5 de agosto de 2012

EL RESCATE

Cada vez es mas evidente que el Gobierno que preside Rajoy acabará por solicitar el rescate de España, no sabemos si lo llamará por su propio nombre o si utilizará alguna pirueta dialéctica, un triple salto mortal con tirabuzón, para construir un eufemismo que despiste al personal.
De hecho, los 100.000 millones de euros que se han puesto a disposición de nuestra banca son la primera parte de la operación, pero no van a ser suficientes, ni mucho menos, para solucionar los problemas estructurales de nuestro país y de déficit que padecen nuestras administraciones. Será necesario mucho mas, pero los prestamistas, nuestros socios europeos a través del Fondo de Rescate, serán los que digan donde se va a meter la tijera para asegurarse de que pagaremos.
El rescate, con ese u otro nombre, tendrá un indudable coste político para el Gobierno del PP, porque los populares se hartaron de decirnos que con ellos en el poder se solucionarían las cosas y los españoles están constatando que todo ha ido a peor, pero tiene la ventaja de que se podrá culpar a la UE, a Alemania o al BCE de las draconianas medidas que se nos impondrán. Rajoy nos ha dicho que no piensa bajar las pensiones, pero consentirá que lo hagan otros.
A mí no me daría miedo el rescate, es mas, lo aplaudiría, si los que están al mando de las instituciones europeas fueran gente progresista, con sensibilidad social y que de verdad quisieran construir una Europa de y para los ciudadanos, porque, si fuera así, nos harían un favor, al prevalecer sus decisiones sobre la calamidad de políticos domésticos que padecemos, pero, desgraciadamente, los que cortan bacalao en Europa son personas cuyo currículum derechista y actitud de supeditación a los intereses del gran capital asusta.
Como ha sucedido en Grecia, las medidas que se impondrán a España a cambio del rescate se cebarán en los trabajadores y las clases medias, arruinando el tejido productivo de nuestro país y empobreciendo a la mayor parte de la población hasta límites que hoy nos cuesta imaginar. Se trata de convertir a los países del Sur en mano de obra barata para poder competir con las economías de los países emergentes. Como les ha sucedido a los helenos, el bipartidismo diseñado para hegemonizar la política española después del franquismo (allí fue después del régimen de los coroneles) será un colaborador necesario. Tanto el PP como el PSOE nos entregarán, atados de pies y manos, a los nuevos amos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario