viernes, 9 de septiembre de 2011

RECETAS PARA NO SALIR DE LA CRISIS

Después de muchos meses tomando medidas para, según nos contaban, salir de la crisis, los Gobiernos se han dado cuenta de que habían escogido el camino equivocado, porque, como es evidente, no solo no ha mejorado la coyuntura económica doméstica e internacional, sino que ha empeorado, hasta el punto de que algunos Estados han tenido que ser intervenidos, como Grecia y Portugal, y otros lo están siendo de tapadillo, como Italia y España que, para no declararse en bancarrota, han obligado al Banco Central Europeo a tener que comprar una buena parte de la deuda que continuamente emiten para poder financiar sus gastos.
No sirvieron para nada las advertencias que se hicieron en el sentido de que era una auténtica locura subir los impuestos y los tipos de interés, mientras se congelaban las pensiones y se disminuían los salarios. Parece que, después de todo lo que hemos visto, todavía hay gente que no se ha enterado de que la crisis estalló porque había disminuido el poder adquisitivo de los ciudadanos hasta el punto de que no pudieron pagar sus hipotecas. La consecuencia de estas medidas, como no podía ser de otra manera, ha sido la caída del consumo y, por ende, de la recaudación fiscal. Los presupuestos de los ayuntamientos, de las regiones o de los Estados, eran política ficción, porque esperaban tener unos ingresos que ni la creencia en los milagros podría conseguir. Pero, los mismos que tomaron esas iniciativas y que, de paso, han metido un tijeretazo brutal a los derechos sociales y laborales, ahora, cuando ya es diáfano que no han servido más que para empeorar las cosas, no entonan el mea culpa, es más, otra vez, con total desfachatez, nos van a a pedir el voto.
Otra variante de las ocurrencias políticas que tan caras están saliendo a los ciudadanos es la reducción del gasto, algo muy querido por la derecha. Uno es que se supriman de los presupuestos las partidas prescindibles, que son muchas, pero no se llevan el mayor porcentaje del gasto, y otro que servicios públicos básicos, los que sí absorben la mayor parte del dinero, como la Sanidad o la Educación, no sean racionalizados, sino minimizados, con menos personal y menos recursos. Si a esto añadimos que el dinero de las administraciones para obras públicas y algunas otras inversiones casi ha desaparecido, parece evidente que la salida keynesiana de la crisis, es decir, mediante la inyección pública de dinero, como se hizo tras el Crack de 1.929, es una quimera. Ahora los estados no tienen un céntimo.
Pues, mire usted por donde, todavía hay gente que está pensando subir los impuestos otra vez. No nos referimos a meter mano a los ricos y otras bobadas que suenan muy bien en campaña electoral (estos tienen su dinero en sociedades o en paraísos fiscales) sino al impuesto indirecto mas injusto de todos, el IVA. Los políticos quieren recursos inmediatos sin pensar en el día siguiente ni en los casi cinco millones de parados.
Sigan ustedes sin entrar a saco en la economía sumergida (ahí están los recursos que necesita el Estado), suban otra vez el IVA y, ya puestos, aunque el presidente del BCE, Trichet, de momento ha dicho que no se hará, suban también los tipos de interés, todavía mas de lo que lo han hecho en los últimos meses. Son las mejores recetas para no salir nunca de la crisis.

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