miércoles, 3 de febrero de 2016

LA NUEVA ESTRATEGIA DEL BÚNKER

También podría decir la nueva estrategia del Establishment, que es un término inglés que se usa para referirse a un grupo dominante y hegemónico, pero prefiero usar el término castellano búnker, que aunque procede de las lenguas inglesa y alemana, está recogido en la RAE con dos definiciones: 1- Refugio de hormigón armado, generalmente subterráneo, para defenderse de los bombardeos y 2- Grupo político que, por aferrarse a una ideología tradicional, se resiste a cualquier cambio. No seré yo, precisamente ahora que quieren que nuestra representante cante en inglés en Eurovisión, el que emplee términos sajones.
La palabra búnker, usada como término político, se acuñó en España durante la Transición, se utilizaba para referirse a los restos del régimen franquista que se resistían al cambio y a grupos fascistas violentos que cometían atentados y asesinatos, como el tristemente famoso de los abogados laboralistas de la calle Atocha. En España sigue existiendo un búnker político que, afortunadamente, ya no tiene el mismo carácter extremista que el que actuaba durante el Gobierno de Adolfo Suárez, pero que responde exactamente a la segunda acepción que da la RAE al término. Pues bien, el Búnker ha sufrido un verdadero varapalo en las pasadas elecciones generales en España, con la irrupción de nuevas formaciones políticas, sobre todo de Podemos, un movimiento político de izquierda revolucionaria. Al quedarse la derecha en minoría, su estrategia se centró en buscar un acuerdo de Gobierno con el partido socialista, la misma receta que se había usado en otros países de Europa para mantener el statu quo, metiendo también en el saco a Ciudadanos, la formación emergente que dirige Albert Rivera, con la intención de dar mayor apariencia de unidad y de sentido de Estado y para que a los socialistas les resultara mas fácil hacer tragar a sus bases el aquelarre. Pero, las divisiones internas en el PSOE, mas por ambiciones políticas personales que ideológicas, truncaron una operación que la derecha económica y los poderes fácticos tenían preparada como recambio. La determinación de la dirección que encabeza el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de no pactar con el PP y no permitir, en ningún caso, la investidura de Mariano Rajoy como presidente, dio un giro a la situación. La estrategia del presidente en funciones, Rajoy, que declinó el mandato real para intentar conformar una mayoría de Gobierno, pero sin renunciar a hacerlo mas adelante, y del Búnker se centró en esperar a la reunión del Comité Federal del PSOE que se celebró el sábado 30 de enero, con la esperanza de que las divisiones internas y la labor quintacolumnista de algunos presidentes autonómicos desautorizaran a Pedro Sánchez, obligándole a rectificar. En esa operación también participaron históricos dirigentes socialistas, como Felipe González, Alfonso Guerra, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, etc, así como algunos agentes mediáticos. La cosa no salió bien para el Búnker, porque, inteligentemente, Pedro Sánchez zanjó las discusiones diciendo que sometería al sufragio de la militancia cualquier acuerdo o pacto de Gobierno. Otra eventualidad con la que no contaban era que Cuidadanos, un partido de derechas, pudiera estar dispuesto a entrar en un pacto trasversal para facilitar un Gobierno que presidiría Sánchez con el apoyo, también de Podemos e IU. Pero, la alternativa para Ciudadanos si se celebraban unas nuevas elecciones, por la concentración del voto de la derecha, podría ser la desaparición.
La nueva y última estrategia del Búnker se centra ahora en azuzar las diferencias entre PSOE y Podemos para evitar el acuerdo. Es algo muy parecido a lo que hacen algunos desalmados con los pobres canes en las peleas de perros, pegándoles en el hocico y dándoles con un palo. Eso sí, no es la primera vez que algún chucho se revuelve y clava sus dientes al azuzador.


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