viernes, 12 de febrero de 2016

HISTÓRICO ENCUENTRO EN LA HABANA

Con el líder cubano, el general de Ejército Raúl Castro, como anfitrión, se reunieron hoy en La Habana el Papa Francisco y el Patriarca de la iglesia ortodoxa rusa, Kirill. Es un encuentro histórico después de un cisma de casi mil años, pero, sobre todo, es un encuentro necesario.
Decía el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, que no hay mejor lugar en el mundo para negociar o para conspirar que La Habana, pero no nos explicó porqué. ¿Será por el benigno clima de la capital de Cuba? ¿será por la amabilidad de los cubanos? ¿será por esos magníficos daikiris, con ese ron y esa lima, que solo se pueden beber allí? En cualquier caso, estoy seguro que ninguno de esos motivos es el que ha influido para que los dos jefes del cristianismo hayan tomado un avión y se hayan desplazado a miles de kilómetros, a una lejana isla caribeña, para encontrarse, igualmente que las FARC y el Gobierno de Colombia tampoco negocian en La Habana por eso.
Si Cuba guarda sorpresas para el que no la conozca, como tener una catedral ortodoxa, la de Nuestra Sra. De Kazán, también a muchos les llamó la atención que Raúl Castro, tras su primera entrevista con Francisco en el Vaticano, manifestó que había quedado tan gratamente impresionado por las cosas que le había dicho el Papa que tendría que volver a ir a misa. Aquellas no eran palabras vacías y los frutos de aquella sintonía y de los esfuerzos de la diplomacia vaticana alumbrarían un acuerdo, también histórico, entre Cuba y los EE UU, que fue el principio del fin de largos años de disputas y desencuentros. Pero es que, además, aunque algunos no se lo crean, la visión política y estratégica del mundo y la importancia que dan a algunos valores, tienen muchos puntos en común entre los tres mandatarios. Esas son razones de mucho mas peso que poder tomarse un daikiri en la Bodeguita del Medio.
El Papa Francisco y el Patriarca Kirill, además de confraternizar y estrechar lazos, discutieron problemas similares para ambas ramas de la Iglesia. Ha trascendido que su principal preocupación es la situación de extrema gravedad que padecen las comunidades cristianas en algunas partes del mundo, en particular donde hay conflictos con implicación de los grupos yihadistas. Las comunidades cristianas en las zonas de Siria e Irak en poder del Estado Islámico, el Frente Al Nursa y otros grupos criminales están padeciendo atrocidades que en nada se diferencian de las sufridas en los circos romanos. Pero algo parecido está pasando en el Magreb, el Sahel y otras zonas de África. También hay Gobiernos, como el chino y el israelí, que no están haciendo lo debido para salvaguardar los derechos de las comunidades cristianas. Y cuando hablamos de comunidades cristianas no nos referimos solo a los creyentes, también a los que comparten sus tradiciones, su cultura y sus valores.
La fuerza de las Iglesias católica y ortodoxa y su capacidad de mediatizar para que los Gobiernos tomen decisiones cabales está en su influencia sobre cientos de millones de personas, en Oriente y Occidente, y, por ende, en su influencia política. La Habana es un buen lugar para ponerse de acuerdo.


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