lunes, 9 de marzo de 2015

LA LUCHA POR GIJÓN

Hacía tiempo que no se veía una lucha electoral tan zafia y con argumentos tan rastreros. Con el comienzo del nuevo año ha empezado una campaña que durará meses, pues son varias las citas electorales, empezando por las andaluzas, y le aseguro que será, además de cansina, vomitiva. Tal parece que la dialéctica de baja estopa y el nerviosismo son directamente proporcionales a la aparición de nuevos actores en el escenario político español, como Podemos y Ciudadanos, que están poniendo muy nerviosos al bipartidismo y sus valedores. Pero nosotros, los asturianos, sabemos algo de esto, porque ya hemos vivido una experiencia similar cuando irrumpió en la política regional Foro Asturias. Nunca se había hecho tan explícita la alianza tácita que mantenían la Federación Socialista Asturiana y el PP regional, porque Areces y Gabino de Lorenzo siempre habían procurado guardar las formas y las vergüenzas. Todos recordamos como el PSOE se sumaba a la enmienda a la totalidad de los Presupuestos del Ejecutivo de Cascos, que había presentado el PP de Mercedes Fernández, haciendo caer su Gobierno y provocando la celebración de nuevas elecciones. Foro había entrado como un elefante en la cacharrería asturiana, la de los pactos inconfesables, los chanchullos y las fechorías, y eso no se podía tolerar. Ya con el culo al aire, sostener el Gobierno de Javier Férnandez, apoyando sus Presupuestos “por responsabilidad”, ha sido un problema menor, había que pagar de alguna forma los servicios prestados. El bipartidismo asturiano se visualiza hoy perfectamente en el dúo de los Fernández y en su forma de hacer política.
En mayo tendremos elecciones autonómicas y municipales en Asturias y la lucha no se va a central tanto en mantener el Gobierno regional, donde será difícil juntar alguna mayoría que supere la suma de escaños del PSOE y el PP, como en intentar recuperar el control del Ayuntamiento de Gijón (ya ha dicho Javier Fernández que es su principal objetivo), en este sentido, las navajas traperas y los aquelarres, con comunión de intereses, sin duda alguna, van a salir a la palestra.
Pero, por encima de la propaganda barata, las campañas convenientemente orquestadas y de los vendedores de humo, la gente seria, independientemente de su ideología, debe hacer balance de la gestión que ha hecho el equipo de Moriyón en Gijón. A pesar de que Jesús Gutiérrez, el secretario de Organización de la FSA, había intentado meter miedo a la gente calificando al partido de Francisco Álvarez Cascos de “ultraderecha”, la realidad ha sido muy distinta y las formas y el gobierno de la villa han tenido otro cariz. La cosa empezaba a pintar bien cuando, desde el primer momento, se suprimía el coche de lujo con chófer del que disfrutaba la anterior alcaldesa socialista, no era una medida propagandística, marcaba la filosofía de la nueva gestión, basada en la austeridad, la ausencia de despilfarros y el respeto por los ciudadanos que tan mal lo estaban pasando. Son muchas las cosas que ha hecho en Gijón el partido “que no hace nada” pero algunas son, para mí, especialmente importantes: El mantenimiento de la titularidad pública de las empresas municipales, potenciándolas y saneándolas (mientras la pseudoizquierda hace lo contrario en otras ciudades y pueblos), en este sentido es de especial relevancia la compra de las cocheras para la empresa de autobuses urbanos y la racionalización de los recursos de la empresa de aguas. La paralización de un PGO que quería hacer pisos en Cabueñes y que estaba hecho a la medida de los especuladores y sus amigos. La prohibición de la actividad conocida como “botellón, que tanto daño hace a los jóvenes y tanto perjudicaba la imagen de la ciudad. La defensa de la calidad medioambiental, especialmente la del aire que respiramos, manteniendo la oposición a la incineradora de Serín y la presión sobre las empresas que mas contaminan. El apoyo a los vecinos de los barrios populares, con iniciativas como la reparación y reforma de pisos antiguos y deteriorados en Jove y la garantía a los de El Muselín que no serán desalojados de sus casas y que también tendrán ayudas para repararlas. Y, entre un largo etcétera, la amortización de una buena parte de la Deuda de la ciudad, algo fundamental para liberar recursos para futuras inversiones y que, irresponsablemente, ha criticado el nuevo candidato socialista.
Ese gobierno municipal, “de perfil bajo”, como lo han calificado malvadamente algunos, es el que gusta a muchos gijoneses y el que se va a enfrentar a todos los demás en una lucha desigual pero donde los ciudadanos, no lo olvidemos, y no los aparatos y las estrategias de los partidos, serán los que finalmente decidan.


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