Señores, se ha terminado el cachondeo y las tonterías, las elecciones municipales y autonómicas de mayo están a la vuelta de la esquina y los políticos profesionales, esa gente que algunos llaman “La Casta”, están pero que muy nerviosos y se han puesto a trabajar con ahínco, como diría Javier Fernández, van a dejarse la piel. Puede que para el resto de mortales las elecciones generales sean aparentemente las mas importantes, pero, para los que han hecho de la política su modus vivendi, las municipales son el ser o no ser. Miles de concejales y alcaldes, miles de cargos que viven a su sombra y cientos de empresas que medraron gracias a ellos se van a emplear a fondo.
Esta vez las municipales y autonómicas van a estar bastante mediatizadas por causas que tienen a la ciudadanía muy irritada, una la crisis económica y las medidas que el Gobierno que preside Zapatero ha tomado, especialmente contra los trabajadores y pensionistas, otra los continuos escándalos de corrupción que, precisamente cuando el paro llega a los 4.700.000 personas y muchas familias están al borde mismo de la indigencia, son aún mas sangrantes. La gestión de las administraciones regionales y locales van a quedar en un segundo término en la evaluación que los electores van a hacer de la actividad de los partidos. Será la segunda oportunidad (la primera fueron las elecciones catalanas) donde los españoles podrán decir lo que piensan de todo lo que está pasando y si están o no de acuerdo con el actual estado de cosas derivado, en buena parte, de lo que han hecho los que nos han gobernado en los últimos años. No debe extrañar, por tanto, que la patada electoral contra Zapatero la reciba en su trasero algún que otro alcalde, concejal o presidente de comunidad autónoma.
Proliferan los grandes y caros carteles electorales donde los cabezas de lista exhiben sus rostros y los mítines ante incondicionales con frasecitas estudiadas y coreografía para descerebrados. Qué importa el programa, si la gente ya sabe que no lo vamos a cumplir, deben pensar.
Mientras que Zapatero dice a las autonomías que no podrán sobrepasar un techo de gasto y que tendrán que reducir drásticamente su déficit, el nuevo presidente de Cataluña, Artur Mas, acude a la Moncloa a pedir todo lo contrario y más dinero del Estado. El Tripartito ha dejado aquella comunidad autónoma endeudada hasta las cejas y no hay ni un céntimo en la caja, a pesar de que emitieron deuda pública a un interés de más del 7%. El presidente catalán, si no se le da lo que pide, hablará de lo que se ha encontrado y retirará su apoyo al Gobierno socialista.
Otro frente abierto para el PSOE, que también va a condicionar esta campaña, es que va llegando la hora de tener que pagar el peaje al PNV por su apoyo parlamentario a los Presupuestos Generales del Estado 2.011, que no es otro que tragar con la legalización de nuevo partido de ETA para que los terroristas puedan estar en las elecciones municipales. Los violentos ya lo han presentado y, con una desfachatez infinita, los propios dirigentes de Batasuna nos han leído sus nuevos estatutos. Aunque la Justicia debería tener la última palabra en este asunto, el abogado del Estado y el ministerio del Interior que dirige Rubalcaba harán todo lo posible para que el caso no llegue al Tribunal Supremo. Para la gente cabal el asunto es sencillo, ¿están realmente arrepentidos y condenan el terrorismo sin ambages? dejémosles cuatro años fuera de los ayuntamientos para verificar que es realmente cierto.
En Asturias ha aparecido un fantasma, se llama FAC y lo dirige un tal Cascos, contra el se han unido en santa alianza la FSA y el PP de Gabino de Lorenzo, en el guión de los mítines de socialistas y populares no se habla de otra cosa, sin dinero, a Foro Asturias le están haciendo la campaña electoral. El colmo sería que, después del congreso constituyente, D. Francisco nos sorprendiera con un programa, corto y conciso, con no más de media docena de propuestas concretas, que ilusionara por igual a cualquier asturiano, independientemente de su ideología política.
Va a ser un baile con muchos pisotones.
Esta vez las municipales y autonómicas van a estar bastante mediatizadas por causas que tienen a la ciudadanía muy irritada, una la crisis económica y las medidas que el Gobierno que preside Zapatero ha tomado, especialmente contra los trabajadores y pensionistas, otra los continuos escándalos de corrupción que, precisamente cuando el paro llega a los 4.700.000 personas y muchas familias están al borde mismo de la indigencia, son aún mas sangrantes. La gestión de las administraciones regionales y locales van a quedar en un segundo término en la evaluación que los electores van a hacer de la actividad de los partidos. Será la segunda oportunidad (la primera fueron las elecciones catalanas) donde los españoles podrán decir lo que piensan de todo lo que está pasando y si están o no de acuerdo con el actual estado de cosas derivado, en buena parte, de lo que han hecho los que nos han gobernado en los últimos años. No debe extrañar, por tanto, que la patada electoral contra Zapatero la reciba en su trasero algún que otro alcalde, concejal o presidente de comunidad autónoma.
Proliferan los grandes y caros carteles electorales donde los cabezas de lista exhiben sus rostros y los mítines ante incondicionales con frasecitas estudiadas y coreografía para descerebrados. Qué importa el programa, si la gente ya sabe que no lo vamos a cumplir, deben pensar.
Mientras que Zapatero dice a las autonomías que no podrán sobrepasar un techo de gasto y que tendrán que reducir drásticamente su déficit, el nuevo presidente de Cataluña, Artur Mas, acude a la Moncloa a pedir todo lo contrario y más dinero del Estado. El Tripartito ha dejado aquella comunidad autónoma endeudada hasta las cejas y no hay ni un céntimo en la caja, a pesar de que emitieron deuda pública a un interés de más del 7%. El presidente catalán, si no se le da lo que pide, hablará de lo que se ha encontrado y retirará su apoyo al Gobierno socialista.
Otro frente abierto para el PSOE, que también va a condicionar esta campaña, es que va llegando la hora de tener que pagar el peaje al PNV por su apoyo parlamentario a los Presupuestos Generales del Estado 2.011, que no es otro que tragar con la legalización de nuevo partido de ETA para que los terroristas puedan estar en las elecciones municipales. Los violentos ya lo han presentado y, con una desfachatez infinita, los propios dirigentes de Batasuna nos han leído sus nuevos estatutos. Aunque la Justicia debería tener la última palabra en este asunto, el abogado del Estado y el ministerio del Interior que dirige Rubalcaba harán todo lo posible para que el caso no llegue al Tribunal Supremo. Para la gente cabal el asunto es sencillo, ¿están realmente arrepentidos y condenan el terrorismo sin ambages? dejémosles cuatro años fuera de los ayuntamientos para verificar que es realmente cierto.
En Asturias ha aparecido un fantasma, se llama FAC y lo dirige un tal Cascos, contra el se han unido en santa alianza la FSA y el PP de Gabino de Lorenzo, en el guión de los mítines de socialistas y populares no se habla de otra cosa, sin dinero, a Foro Asturias le están haciendo la campaña electoral. El colmo sería que, después del congreso constituyente, D. Francisco nos sorprendiera con un programa, corto y conciso, con no más de media docena de propuestas concretas, que ilusionara por igual a cualquier asturiano, independientemente de su ideología política.
Va a ser un baile con muchos pisotones.
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