sábado, 12 de febrero de 2011

CAYO MUBARAK


Reina el júbilo en las calles de Egipto, porque la movilización popular ha conseguido que el general dictador (otro más) abandone el poder después de 30 años de usurpación de la soberanía ciudadana y de toda clase de prácticas corruptas y criminales.
Estos días hemos aprendido mucho, hemos descubierto la importancia que han adquirido las redes sociales de Internet, hemos visto la hipocresía infinita que tienen muchos dirigentes occidentales, que apoyaron al sátrapa hasta anteayer y ahora dicen estar con el pueblo egipcio, y hemos constatado que el imperialismo sigue totalmente vigente, con intromisiones groseras en los asuntos internos de países sobre el papel independientes.
Cayo Mubarak, pero es pronto para tirar fuegos artificiales. El ejército, como antes, sigue manteniendo las riendas del poder y continúa siendo el verdadero agente mandamás. Queda por ver si de verdad habrá elecciones libres y democráticas y si se respetará el veredicto de las urnas, por ejemplo, si ganaran los Hermanos Musulmanes.
Hay gente muy poderosa cuyos intereses están por encima de los deseos del pueblo egipcio y harán todo lo posible para que está revolución, como pasó con otras, quede minimizada hasta que pueda pasar por el embudo de los que gobiernan el mundo. Israel y las potencias occidentales no van a consentir que el asunto se les vaya de las manos.
Pero todo el poder de la Tierra todavía no ha conseguido adivinar el futuro y, como estamos viendo estos días en los países árabes, a veces ocurren cosas insospechadas.
Felicitemos sinceramente a los egipcios porque, aunque todavía no han logrado la victoria, han dado un primer gran paso.

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