martes, 16 de febrero de 2010

LA BANCA EN CRISIS


Como hemos repetido en multitud de ocasiones, el origen de la crisis económica ha sido el problema de la sobreproducción industrial y agrícola que ya empezó a dar señales de alarma en los años 70. El capitalismo se inventó la globalización para abrir nuevos mercados, pero eso solo funcionó el tiempo que los países emergentes tardaron en adquirir tecnología. Entonces el dinero buscó refugio en la construcción inmobiliaria, las bolsas y las materias primas. Alrededor de estas actividades aparecieron los créditos de alto riesgo a los que imprudentemente se apuntaron muchos particulares, bancos y Gobiernos. Fueron los años donde la economía crecía asentada sobre las arenas movedizas de la especulación. El recalentamiento artificial de la economía generó unos niveles de inflación altos que constantemente se maquillaban para que los salarios se mantuvieran unos puntos por debajo. Mientras, en los países industrializados se abría la mano a la inmigración para abaratar aún mas el mercado de trabajo. Mucho dinero en movimiento y costes laborales casi congelados generaban dividendos fabulosos. Nunca el capital había ganado tanto dinero a costa de los trabajadores. Pero, el monstruo no tenía suficiente. Con el invento pseudoecologista de los biocombustibles, ingentes cantidades de grano, como el maíz, son apartados de la cadena alimenticia, también se dedican millones de hectáreas, antes destinadas a la producción de alimentos, al cultivo de transgénicos para su utilización en la industria y en los vehículos a motor. Multinacionales como la norteamericana "Monsanto" se hacen tristemente famosas. Especuladores sin escrúpulos, incluidos algunos Gobiernos, intervienen en los mercados internacionales de cereales para obtener pingües beneficios a costa de que se disparen los precios de los alimentos. Mil millones de personas pasan hambre en el mundo porque el encarecimiento de los productos básicos azota con fuerza, sobre todo en algunos países de Iberoamérica, Asia y África. Pero la semioculta espiral inflacionista provocada por el encarecimiento de las materias primas y los productos alimenticios, de repente, rompe las economías de los ciudadanos de los países desarrollados. De la noche a la mañana la gente no puede pagar los préstamos que los bancos, como sanguijuelas, esperaban cobrarse de la sangre de los trabajadores. Aquellas hipotecas de por vida revientan, son las "subprime", las de alto riesgo, también llamadas "basura", pero también muchas de las otras. En aquella vorágine donde el único interés era multiplicar el dinero y hacerse cada vez mas ricos, intermediarios financieros y bancos de todo tipo asumían riesgos suicidas con tal de obtener recursos para nuevas operaciones especulativas. Mientras, los Gobiernos se lavaban las manos y miraban para otro lado, estábamos en el mejor de los mundos. Hoy todo se ha ido a la mierda. Los Estados, endeudados hasta las cejas, exprimen a los ciudadanos como si fueran limones, se pone en grave peligro la financiación de los servicios sociales, aumenta el paro hasta cifras insoportables y la industria y el comercio agonizan como los dinosaurios después de la caída del famoso meteorito. Los políticos, responsables últimos de todo esto, no solo no han dimitido, siguen dándonos consejos y recitando mentiras. Pero, ¿que ha pasado con los bancos?, los instrumentos de las fechorías. A pesar de las ingentes ayudas proporcionadas por los Gobiernos con dinero público, se encuentran en una situación muy delicada. En España han sido las Cajas de Ahorro las que estaban mas comprometidas con la burbuja inmobiliaria y no van a poder cobrar, aunque están esperando un milagro, los préstamos que les deben las empresas constructoras. Bancos y Cajas siguen computando como activos en sus balances la friolera de 325.000 millones de euros de pasivos. Proliferan las fusiones para obtener recursos y liquidez en una dura lucha por la supervivencia, pero, a pesar de que ha aumentado el ahorro de las familias, las entidades financieras no tienen suficiente dinero para los créditos que necesita el sistema para funcionar y, lo que es peor, tenemos serias dudas que puedan responder de los depósitos particulares, fondos de pensiones, etc, y pagar los gigantescos préstamos que deben a otros bancos extranjeros. Nada que ver con lo que nos han contado Aunque es el chocolate del loro, ojo con las comisiones abusivas y todo tipo de pillerías a las que ya nos tienen acostumbrados.

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