jueves, 25 de febrero de 2010

LA AMENAZA DE LOS EUCALIPTOS


Mientras se sigue entreteniendo al personal con el deseado, por el capital y sus secuaces, Pacto de Estado, es decir, quien se suma al aquelarre donde se decidirá qué medidas tomar para intentar paliar la crisis económica a costa de los de siempre, mientras constatamos la pérdida de influencia de los sindicatos, allegados al poder, (la mini manifestación del 23F en Madrid fue realmente patética), aquí, en Asturias, la pseudoizquierda no para de darnos disgustos. No contentos con intentar convencernos de lo necesaria que es la incineradora, de que la regasificadora es guai del Paraguay, que el carbón asturiano tiene mucho futuro y tonterías por el estilo, ahora amenazan con convertir el Occidente de la región en un inmenso bosque de eucaliptos.
Australia, como ustedes saben, es una isla-continente de colosales dimensiones, pero solo una pequeña parte es fértil y tiene agua y vegetación, la franja costera, todo el interior de la isla es un inmenso desierto sin humedad y sin árboles, nada que ver con las demás islas de aquella zona del mundo, que son muchas. Pero no siempre fue así, Australia era un vergel, un bosque tropical donde florecía la vida, hasta que apareció el eucalipto, que proliferó y se diversificó en mas de 700 especies. Este árbol que tan bien conocemos, de hoja perenne y tallo liso, crece rápidamente y arde con suma facilidad, llegando las llamas, en los incendios forestales, hasta 300 metros de altura. El eucalipto invadió la selva ahogándola con los ácidos que desprenden sus hojas y semillas, consumió todo el agua del subsuelo y acuíferos y, tras arder como yesca, dejó convertidas millones de hectáreas en un desierto. Todavía hoy son tristemente famosos los incendios estivales que asolan todos los años Australia, también saben mucho de esto en Galicia y Portugal. Cualquier aldeano nos puede dar clases de lo pernicioso del dichoso arbolito. Maldito el día que Fray Rosendo Salvado, misionero en Australia, se le ocurrió traerlo a Galicia.
Pues no acabamos de enterarnos que se quiere unir por ferrocarril la papelera de Navia (pobres naviegos, ya casi se han acostumbrado el fétido olor) con EL Musel, cuando el director de la susodicha lanza la idea de la reforestación de Asturias a base de eucaliptos y otros árboles como robles, hayas, etc. Como ya hace tiempo que nos caímos de la higuera, sabemos que el único interés de los que explotan la celulosa son los árboles de crecimiento rápido, pues no veo yo esperar cincuenta o cien años a los que ya frotan las manos con el inmediato negocio. Con árboles para el Paraíso Natural y anuncio de puestos de trabajo pretenderán engatusarnos los hipócritas, lo tienen claro. Pero, el presidente Areces, que, antes de irse, no quiere dejar títere con cabeza, parece que ya se ha sumado a la idea, de momento con la boca pequeña.
Mientras, IU, cuyos votos son imprescindibles para que el PSOE haga estas cosas, sigue en el limbo. Uno hecha en falta aquella locuacidad crítica de Churruca, aquella dialéctica de Noemí, en fin, no es fácil mantener el Norte y las redes del "pesebre" son como las de deriva, muy largas. Deberían ser conscientes de que se juegan votantes y militantes y, lo que también es importante, la dignidad personal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario