Cuando llevamos ya casi siete
meses de guerra en Ucrania (aunque la guerra, en verdad, empezó en 2014) y a
pesar de la mayor campaña de propaganda mediática que yo recuerdo desde que
tengo uso de razón, mucha gente empieza a cambiar de opinión, porque las
consecuencias de este conflicto la han obligado a cambiar su perspectiva. A
pesar de que la rusofobia, que no empezó, ni de coña, hace unos meses, sigue
imperante, y a pesar de que para muchos Putin sigue siendo el malo de la
película, las repercusiones en los bolsillos de la gente y en los balances de
las empresas por las sanciones a Rusia, que se suman a la inflación que ya había
por imprimir billones de dinero fiat y repartirlos alegremente, empiezan a
sembrar dudas. Poner sanciones al primer exportador mundial de cereales, de
fertilizantes, de gas y de petróleo, parece que no ha sido una buena idea, ya
dice casi todo el mundo. Con los precios de la energía y de los piensos por las
nubes, muchos ganaderos, por ejemplo, ya están
sacrificando parte de su ganado porque no pueden asumir los costes. Pero, ya
hay muchas explotaciones que han cerrado o que se verán abocadas al cierre en
poco tiempo. El ejemplo lo podemos hacer extensivo a toda la cadena productiva
y a todos los bolsillos de los ciudadanos. En este desastroso contexto
económico-social que los pesimistas, es decir, los optimistas bien informados,
pensamos que solo puede ir a peor, nuestro gobierno nos dice que “hay que
prepararse para un invierno muy duro”, no por el frío precisamente, y en Reino
Unido organizan un simulacro de cuatro días de cortes de energía “para
prepararse para lo peor” ¿De verdad era Putin el psicópata?
Ucrania, que ya se había
convertido en un país fallido merced al golpe de estado financiado por
Occidente y por ser el país más corrupto de Europa, celebra, es un decir, el 31
aniversario de su independencia, una independencia en la que se había
comprometido con Rusia a todo lo contrario de lo que luego ha hecho y ha
intentado hacer. Mientras millones de ucranianos han tenido que abandonar su
país, Zelenski ha dicho que no quiere oír hablar de paz, que la guerra seguirá
hasta recuperar el Donbás y Crimea ¿De verdad hay alguien, en su sano juicio,
que piense que Rusia se va a dejar arrebatar el Donbás y Crimea? Rusia, la que
“va perdiendo la guerra” ya tiene en sus manos el 20% del territorio de Ucrania
y el control de todos sus puertos. Mientras, Zelenski ordena bombardear la
central nuclear más grande de Europa, a ver si la lía aún más parda. Como los
burócratas de la Comisión Europea, los gobiernos y los principales partidos de
las oposiciones de Europa siguen apoyando a esta gente, y siguen a las órdenes
de EE UU, la guerra seguirá, nadie sabe hasta cuándo, y nadie sabe si un error
fatal, una mala interpretación o un accidente nos pueden llevar a todos al apocalipsis.
La propaganda antirrusa continuará, para que la gente trague con todos los
sacrificios y todas las medidas estúpidas que piensan, por si los/las que ya
soporta no fueran suficientes, seguir decretando. Pero, hete aquí que no se
puede jugar con las cosas de comer y la situación económica aún puede empeorar
mucho. La pregunta que surge es: ¿Están dispuestos los ciudadanos y las
empresas a continuar con esta loca dinámica obedeciendo servilmente los
delirios de quienes nos gobiernan y de sus amos? Muchos, independientemente de
su ideología política, ya dicen que no. Bienvenidos al club.
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