martes, 30 de agosto de 2022

PÁNICO EN LA COMISIÓN

 


Con los precios de le energía es la estratosfera, la inflación disparada, los tipos de interés al alza y los ciudadanos y las empresas sufriendo ya graves dificultades (y aún no hemos visto nada) ha cundido el pánico en los gobiernos y en la Comisión Europea; los primeros temen perder las elecciones y los burócratas que no ha elegido la gente temen perder sus sillones. Von der Layen, cuyo liderazgo ya quedó muy cuestionado por la gestión de las vacunas, nos ha dicho que prepara “una intervención en el sistema por sus limitaciones”, ya veremos que otras medidas estúpidas nos anuncian. Por supuesto, la germana está a las órdenes de su país, pero Alemania ha perdido autoridad moral en Europa por su supeditación grosera a los intereses económicos y estratégicos de EE UU. En este sentido, el canciller alemán, Olaf Scholz, está presionando a la Comisión para que se pongan en marcha las iniciativas necesarias para eliminar el veto de los países. El asunto no es nuevo, pero Alemania teme, con razón, de que, ante lo que se avecina, algunos países rompan su disciplina ¿Hungría, Polonia, Austria, Italia? Pues, por ejemplo. No era lo mismo la indisciplina por la normativa judicial nacional, con eso podían tragar, que la indisciplina económica, energética y estratégica, eso no lo pueden tolerar los que piensan que están bajo el paraguas americano. Sin embargo, en el contexto que vivimos, Alemania ya no está en condiciones de pastorear el rebaño. Francia ha dicho nones al gaseoducto que los germanos querían desde España, Hungría ha firmado un acuerdo con Rusia para el suministro de 700 millones de metros cúbicos de gas e Italia es una bomba de relojería a punto de estallar. Las políticas suicidas de sanciones a Rusia se han unido a otras políticas suicidas, como la manga ancha para la inmigración irregular ¿De verdad pensaban que eso no iba a tener consecuencias?

La preocupante situación económico-social en Europa ha provocado que les tiemblen las canillas a los mandamases. Lo que está pasando en países como Italia no sale en los periódicos ni en los informativos de la radio y la televisión, pero tampoco lo que está sucediendo en países europeos muy importantes, aunque no pertenezcan a la UE, como Reino Unido. Irlanda del Norte y Escocia son placas tectónicas en movimiento de colisión con Londres que pueden provocar un terremoto. El problema es que cuando cunde el pánico y se pierden los nervios se suelen hacer muchas tonterías, más que de costumbre, así que Dios nos coja confesados ante las ocurrencias que vendrán de Bruselas y de otros centros de decisión, y que nos servirán, convenientemente salpimentadas, desde los Gobiernos de los Estados. La concentración de poder, que parecía un proceso imparable, se está diluyendo como un azucarillo en el café, porque los ciudadanos y las empresas se están empezando a dar cuenta que los gobiernos y los burócratas de Bruselas no defienden sus intereses, defienden los de otros y defienden sus sillones. Ya hay evidentes reacciones que no pueden estabular y que van a ir a más. A pesar del control social a través de los medios de comunicación, el parné dictará sentencia de forma inmisericorde. No es de extrañar que esa gente haya entrado en pánico, porque lo saben.

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