domingo, 10 de septiembre de 2017

UNA ALTERNATIVA PARA CATALUÑA

Somos multitud los ciudadanos de Cataluña, y de toda España, que estamos muy preocupados por lo que está sucediendo en esa comunidad autónoma. El choque de trenes que algunos, a los que nos tildaban de exagerados, llevábamos mucho tiempo anunciando ya está aquí y ha quedado claro que los imprudentes eran otros, los que pensaban que los problemas se solucionarían solos. Hemos llegado a la situación actual porque los grandes partidos estatales han estado haciendo el caldo gordo a los nacionalistas y independentistas desde hace mucho tiempo, pero, sobre todo, porque algunos partidos catalanes que han estado gobernando en los últimos años están de corrupción hasta las cejas, han dejado a Cataluña con una Deuda enorme y han pretendido con un Estatut inconstitucional obtener una discriminación fiscal favorable, similar a la del  País Vasco y Navarra, que otras comunidades autónomas, alguna, como Asturias, mucho mas histórica que Cataluña, no podían tolerar. No ha sido toda la masa de españoles la que ha puesto en su sitio a los malos gestores y pésimos políticos catalanes, sino los propios ciudadanos de Cataluña. Recordemos las consecutivas debacles electorales de CIU, su fractura y como Artur Mas y los suyos tuvieron que sacar una nueva formación política de la manga para poder seguir aferrados al sillón del poder. CIU, no es baladí recordarlo, había tenido un gran protagonismo durante la Transición y había sido un colaborador cabal durante la elaboración de la Constitución, pero, además, CIU representaba como nadie a la burguesía catalana, a una clase media históricamente muy importante en Cataluña. Los secesionistas no solo han engañado a España y a los españoles, han engañado a los catalanes, aliándose con un partido radical con tintes anarquistas como la CUP. Con compañeros de viaje así el descarrilamiento está asegurado.
Pero, a los nuevos golpistas asilvestrados que han elegido tirarse al monte en vez de gobernar y resolver los problemas de los catalanes, que no son los que ellos dicen, se unen las medidas contundentes del Gobierno de España para salvaguardar el imperio de la Ley y la Constitución, tras esa batalla solo puede quedar una Cataluña devastada, desengañada y sin un futuro ilusionante, donde los rencores entre vecinos y entre hermanos nos trasladan a otros tiempos que creíamos olvidaos. Urge plantear una salida, una alternativa.
Los que otrora fueran nacionalistas moderados se han subido al carro de la radicalidad para no desaparecer, por eso acudieron a las elecciones integrados en Junts pel Sí. Fueron listos, porque sabían que el sistema electoral favorece la unión para la obtención de escaños. Es por eso que los independentistas tienen mayoría en el Parlament, aunque tuvieron menos votos populares. Un argumento mas para quitarles la careta y decirles que si no se celebra un referéndum, que perderían, no es porque los que queremos que se mantenga la unidad del Estado no queramos que la gente se exprese democráticamente, es que no se puede celebrar un referéndum sin antes modificar la Ley y la Constitución. Esto también es la Democracia.
En estos momentos, dada la tensión que se vive en Cataluña, yo no me atrevo a pronosticar un desenlace, pero si, como dicen algunos, al final tendremos unas nuevas elecciones plebiscitarias habrá que estar preparados para eso. Yo no creo, como no cree nadie que conozca Cataluña, que Inés Arrimadas y sus aliados del PP sean la alternativa, la alternativa posible y la que mejor vendría a Cataluña y a España es un Gobierno de izquierdas en la Generalitat, con los mismos mimbres que el que gobierna Barcelona. Tras la reelección de Pedro Sánchez se ha creado un nuevo clima de colaboración entre Podemos y PSOE y ese nuevo clima hay que saber aprovecharlo. En Cataluña hace falta una candidatura unificada de la izquierda, porque, sin dar mas argumentos, es la única esperanza de ganar a los que han perdido el juicio. Hasta les he hecho el nombre para esa candidatura.


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