martes, 4 de julio de 2017

LA RUTA DEL ESTRECHO

Italia está desbordada y ha pedido ayuda al resto de países de la Unión Europea. Decenas de miles de inmigrantes subsaharianos que han llegado en los últimos años al país transalpino ya no caben en los centros de acogida y las ONG,s y los servicios sociales no dan abasto. Hay que repartirlos por Europa, dicen. No estamos hablando de refugiados, como los mismos que promovieron las guerras de Libia y Siria, ahora compungidos, nos quieren hacer creer, esos están en su mayoría en Líbano, Jordania, Turquía o Grecia y muchos otros en Alemania y Suecia, estamos hablando de inmigrantes económicos, pues África, como todo el mundo sabe, tiene mucha peor renta per cápita y mucho peores condiciones de vida que Europa.


En libia trabajaban casi dos millones de inmigrantes subsaharianos cuando gobernaba Al Gaddafi, muchos fueron salvajemente asesinados por los yihadistas que apoyó la OTAN para “poner allí la democracia”, pues fueron acusados de colaborar con el régimen, o simplemente porque los terroristas islamitas, además de asesinos, también son muy racistas. Son los nuevos nazis. En el Estado fallido en que se ha convertido Libia el crimen y las mafias enseguida buscaron nuevas áreas de negocio, mientras el grueso del pastel, el petróleo, se lo llevaban los países que terminaron con Al Gaddafi, para eso, dejémonos de tonterías, fueron a aquella guerra. Esas mafias enseguida descubrieron que la inmigración a Europa era un gran negocio y establecieron las infraestructuras necesarias para ello. Todos hemos visto como miles de personas llegaban a la isla italiana de Lampedusa, situada a medio camino entre Libia y la Península Italiana y luego eran trasladadas al Continente. La ruta de Lampedusa tenía la ventaja de que las mafias la facilitaban y que el Gobierno italiano no ponía ningún tipo de trabas al trasiego de inmigrantes. Pero, en los últimos tiempos las cosas han cambiado, en Italia la gente ya no traga con mas inmigrantes, los yihadistas que controlan ese tráfico castigan con todo tipo de maltrato a los subsaharianos y les han subido las tarifas y si a esto añadimos que la distancia desde Libia a Lampedusa es considerable y que eso tiene mucho riesgo para las endebles embarcaciones que utilizan había que buscar una nueva ruta hacia Europa. Esa ruta, en realidad, ya existía y no son las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, donde de vez en cuando entran unos cientos de inmigrantes, es la ruta del Estrecho de Gibraltar. Las mafias ya tienen montada la infraestructura en Marruecos y con ellas colaboran las ONG,s españolas, que son las que llaman a los servicios de rescate de nuestro país en cuanto sale una patera. Un área de negocio importante para la zona mas pobre de Marruecos y para integrantes de las ONG,s, a los que no se les conoce ninguna otra actividad y que reciben dinero, sin fiscalización ni control alguno, de los Presupuestos del Estado. El ministro de Interior español, Juan Ignacio Zoido, se defendía de las acusaciones de la oposición (en este asunto son todos iguales) de que España no cumple con el cupo de refugiados diciendo: “incluso vamos a recoger inmigrantes a aguas marroquíes”. Pues bien, aún no hemos visto nada. A pesar de que España es la nación del mundo que mas inmigrantes ha recibido en los últimos diez años y de que tenemos cuatro millones de parados, entre ellos el 50% de los jóvenes, ahora que la ruta libia ha entrado en crisis, empezarán a llegar decenas de miles de inmigrantes subsaharianos por la ruta del Estrecho. Primero inundarán Andalucía y luego serán distribuidos por el resto de CC AA, para repartir la carga. La irresponsabilidad de los políticos españoles y europeos, y de muchos ciudadanos, es monumental, porque esto traerá, ya lo está haciendo, desagradables consecuencias.

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