miércoles, 16 de noviembre de 2016

SE ACABÓ EL "AUSTERICIDIO"

La primera consecuencia del triunfo de Donald Trump ha sido que ha cundido el miedo en algunas cancillerías europeas y, sobre todo, entre los burócratas de Bruselas, que, como los de la OTAN, temen perder su puesto. A pesar de lo que había sucedido en el Reino Unido con el Brexit y de la subida en las encuestas de intención de voto de partidos como el de Marine Le Pen, en Francia,  o Alternativa para Alemania, en el país germano, las declaraciones, de cara a la galería, eran que la causa principal del ascenso de esos movimientos era el odio a los inmigrantes y refugiados. Pero, no era cierto, porque también había ganado las elecciones SYRIZA, en Grecia, y había obtenido 71 diputados Podemos, en España, y lo sabían. El ascenso de esos partidos que llaman “populistas” se debe principalmente a los efectos sobre amplias capas sociales de la crisis económica y de las locas políticas de recortes sociales y laborales, subidas de impuestos y bajada de salarios que los gobiernos han implementado. El triunfo de Trump, evidentemente, también tiene la misma causa y los EE UU son demasiado importantes para que lo ha pasado allí no tenga consecuencias devastadoras.
Veremos ahora como los mismos que han estado defendiendo los ajustes salvajes nos van intentar vender que ha llegado la hora de hacer políticas expansivas y keynesianas, aunque para nada han mejorado las economías locales ni global, pues el indicativo menos manipulable, la Deuda, ha seguido creciendo hasta cotas muy peligrosas. El mundo capitalista está endeudado hasta las cejas y acometer ahora políticas expansivas, poniendo a funcionar a destajo la máquina de hacer billetes, convencerá a los acreedores de que nunca van a cobrar la Deuda que han comprado. Las consecuencias de la pérdida de confianza de los inversores en la rentabilidad de la Deuda y de la pérdida de confianza de los ciudadanos en el valor del papel moneda pueden ser catastróficas y generar una crisis económica mundial mucho mas grave que la que provocó el estallido de las Hipotecas Subprime.

De la misma forma que no se ha querido ver en toda su dimensión el ascenso de partidos y movimientos que ponen en cuestión el sistema político imperante hasta ahora, tampoco se quiere ver cual es la causa primigenia de la crisis que sufre el capitalismo, que es mas profunda y mas antigua de lo que muchos creen. En efecto, ha sido el fenómeno de la sobreproducción, que se empezó a manifestar en los años 70 del siglo pasado, el principal responsable de la crisis económica que padecemos. Ese fenómeno se agravó extraordinariamente con la globalización económica y con el acceso a los mercados de economías emergentes tan poderosas como China. Para que todos lo entendamos, solo hay que observar el impacto que sobre los comercios y las industrias ha tenido y tiene la importación masiva de productos chinos. Pero, mientras el país asiático tiene un régimen político con economía planificada a través de sus Planes Quinquenales, eso no sucede en las economías capitalistas. Yo siempre me acuerdo de algo que pasó en España. Un año no se había plantado mucha remolacha azucarera y el azúcar disparó sus precios, al año siguiente todos plantaron remolacha azucarera y el azúcar bajó tanto que los agricultores tuvieron que dar las remolachas a las vacas o simplemente tirarlas. Muchos se arruinaron. Eso jamás sucederá en China. Es decir, si no se cambian los pilares mismos del sistema político capitalista no se va a solucionar el problema económico mundial, ni con políticas de “austericidio” ni con políticas monetaristas expansivas tan locas o mas que las anteriores. Los Gobiernos, los inversores, los empresarios y los burócratas de Bruselas deberían entenderlo así, pero no voy a ser yo el que pida peras al olmo. Ha cundido el pánico y van dar vuelta como a un calcetín a todo lo que decían hasta ayer, sin pagar por ello y sin que se les caiga la cara de vergüenza. Que Dios nos coja confesados.

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