domingo, 6 de noviembre de 2016

RAJOY TAMBIÉN MINTIÓ EN PARÍS

Sin duda alguna, el acuerdo al que llegaron los 195 países asistentes a la Cumbre Sobre el Clima que se celebró en junio del 2.015 en París es la mejor y mas relevante noticia desde esa fecha. Bajo los auspicios de la ONU y de su secretario general, Ban Ki-Moon, se había preparado el encuentro bajo la premisa de que no se podía salir de la capital gala sin el compromiso de las naciones del mundo de tomar medidas radicales para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y minimizar el calentamiento global y el cambio climático que amenazan a la Tierra. Si en Kioto (Japón) se puso la primera piedra, en Lima (Perú, 2.014) fueron solo buenas palabras, en París el asunto debía tomarse mucho mas en serio, porque los efectos de la actividad humana sobre el clima ya eran muy graves e irían a peor si no se actuaba con contundencia. Pero, no todos los que firmaron el acuerdo de París fueron sinceros y pensaban cumplirlo.
He de reconocer que yo era el primer escéptico sobre la operatividad del acuerdo y si, en verdad, como había sucedido con Kioto, la Cumbre de París serviría para reducir las emisiones de gases contaminantes. Pero, el discurso del presidente Obama y de otros mandatarios importantes, que parecían sinceros, dio un rayo de esperanza. El compromiso de los EE UU y de China, los países que mas contaminan, era imprescindible para un acuerdo ya imperativo. Ha sido la RPCh la que ha dado los pasos mas importantes para que nuestro planeta y todas las criaturas que viven en él tengan un futuro. En efecto, la aprobación por la Asamblea Nacional Popular del nuevo Plan Quinquenal introdujo cambios profundos en la economía china y en su industria primaria. El anuncio de que se cerrarían casi todas las minas de hulla y lignito (China tiene unas de las mayores reservas mundiales de carbón) y todas las céntrales electrotérmicas que funcionan con carbón, que serán sustituidas por energías renovables, centrales atomoeléctricas y centrales electrotérmicas que funcionarán con gas ruso, es la iniciativa mas radical y mas creíble de todas las que se han tomado hasta ahora y afectarán beneficiosamente no solo a China, uno de los países con la atmósfera mas contaminada del mundo, también al Planeta entero. Los chinos se han dado cuenta que la revolución verde también es una revolución económica y quieren estar en la vanguardia.
Mariano Rajoy, recientemente investido otra vez como presidente de España, ya nos había dicho hace tiempo que ni él ni su primo creían en el cambio climático, aunque antes de asistir a la Cumbre de París manifestó que ambos estaban equivocados. Pero, su rectificación no era sincera. Rajoy anunció en la Cumbre que si ganaba las elecciones presentaría una proposición de Ley de Cambio Climático que contemplaría toda una batería de medidas para reducir de forma drástica las emisiones  de gases contaminantes. Sin embargo, no solo no ha dicho ni una sola palabra de este vital asunto en su discurso de investidura, no existe en su Gobierno un ministerio de Medio Ambiente, ya que este se encuentra asociado a Agricultura, Pesca y Alimentación, como si no tuviera suficiente entidad por si mismo y no tuviera mas que ver con Industria y Energía. Para mas inri, acabamos de saber que España ha sido el único país de la Unión Europea donde han aumentado los vertidos contaminantes a la atmósfera en el año 2.015 y que 2.016 también lo cerrará con ese vergonzoso récord.

El grupo parlamentario socialista acaba de presentar en el Congreso de los Diputados una iniciativa instando al Gobierno a que presente una propuesta de ley sobre el cambio climático, pero Rajoy es experto en dejar que las cosas se pudran y no es nada dado a los cambios, por eso continúan de ministros De Guindos y Montoro (los de los recortes) y por eso sigue nuestro presidente pensando, en verdad, lo mismo que pensaba su primo sobre el cambio climático y el calentamiento global. Rajoy mintió en el Congreso de los Diputados con lo del nuevo talante y también mintió en París con un compromiso que no existe.

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