domingo, 2 de agosto de 2015

EL CEMENTERIO NUCLEAR

El lunes 27 de julio, el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear concedió la autorización previa al almacén de residuos nucleares en Villar de las Cañas (Cuenca). El Consejo está formado por cinco miembros nombrados por PP, PSOE y CIU. La exministra Cristina Narbona fue la única que votó en contra.
Este es un tema muy serio, porque actualmente España envía todos sus residuos nucleares a Francia y eso nos cuesta la friolera de unos 70.000 euros diarios, a pesar de que el país galo utiliza algunos residuos para volver a enriquecerlos para ser usados como combustible nuclear. La cifra total de lo que España ha pagado a Francia no se ha hecho pública, pero, desde 1.994, es de mas de 500 millones de euros, que han sido repercutidos en el recibo de la luz a los consumidores españoles. Aquí se acabó la seriedad del asunto, porque, en un país de pandereta como el nuestro, hasta los problemas mas importantes se toman a cachondeo y con una frivolidad que irrita a las personas sensatas.
Hasta la moratoria nuclear decretada por el Gobierno socialista de Felipe González, España era la segunda potencia nuclear de Europa Occidental, después de Francia. Nuestro país no solo contaba con varias centrales nucleares (las todavía en funcionamiento) se había terminado la de Lemóniz, de tercera generación, que contaba con dos grupos que generarían 1.000 MW cada uno y había otras tres en proyecto, donde sobresalía la de Isparter, que tendría 6 grupos de 1.000 MW cada uno. Además, España tiene grandes reservas de uranio y una fábrica de combustible nuclear en Juzbado (Salamanca). Solo la construcción, donde se habían utilizado 1.000 toneladas de hierro y 200.000 metros cúbicos de hormigón armado, y posterior desmantelamiento de la central nuclear de Lemóniz costó 998.316 millones de pesetas de 1.983, que todavía seguimos pagando en el recibo de la luz. A pesar de todas las fechorías de los políticos, en un país que no cuenta con gas ni petróleo, la energía nuclear en España todavía representa el 21% del MIX energético nacional.
Pero, en la fiesta que han organizado los que han logrado que tengamos la electricidad mas cara de Europa, solo superados por Chipre, se miente en abundancia y se toma mucho el pelo a la gente. Hemos visto manifestarse a ecologistas de pacotilla contra la energía nuclear, pero no hemos visto ese prurito reivindicativo contra las centrales electrotérmicas que queman carbón, que emiten a la atmósfera miles de toneladas de CO2 y que son las principales responsables del cambio climático y el drama medioambiental que está padeciendo la Tierra. También nos han querido hacer ver que la energía eólica, por ejemplo, es respetuosa con el medio ambiente, pero solo hace falta subir a un monte donde hay estas instalaciones para descubrir la amarga verdad. Lo que no se puede hacer es construir una central nuclear al lado del mar en un país que está encima de una falla tectónica y que ha inventado la palabra “tsunami”, como Japón. Yo no sé si somos mas inteligentes que los franceses, que tienen 58 centrales nucleares y otra mas en construcción, pero lo dudo mucho.
Al comúnmente conocido como “cementerio nuclear” se le ha dado el nombre de Almacén Temporal Centralizado, que también tienen guasa, porque la vida media de algunos residuos se cuenta en miles de años. Contra él se ha alzado el nuevo presidente socialista de Castilla-La Mancha, pero no para criticar su emplazamiento, que era el cuarto peor de los barajados (los otros eran Zarra, en Valencia, Ascó, en Tarragona y Yebra, en Guadalajara) por tener estratos de yeso en el subsuelo, sino por una cuestión política y de principios, entre ellos la defensa de las grullas.
Pero, hete aquí, que el 95% de los residuos radiactivos que se almacenarán no proceden de las centrales atomoeléctricas españolas, sino de los ambulatorios, hospitales y de la industria. ¿Pretenderá el presidente García-Page que no se pueda irradiar a los enfermos de cáncer y que no se puedan hacer radiografías? 


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