miércoles, 22 de octubre de 2014

LOS PESHMERGAS SE ENFRENTAN AL ESTADO ISLÁMICO

Mientras algunos organizan guerras desde el sillón de sus despachos y juegan con la vida y la muerte de millones de personas, como si fuera un juego de ajedrez, otros llevan mucho tiempo combatiendo por sus derechos y por su tierra, como los kurdos. Pero nunca como ahora habían llegado al límite, a pesar de los pueblos rociados con las armas químicas de Sadam Hussein y de los bombardeos periódicos de Turquía. Si los criminales fanáticos del Estado Islámico se han dedicado a crucificar a los cristianos en el Norte de Siria o a fusilar en masa a los prisioneros chiitas, todavía odian mucho mas a los kurdos, en particular a los comunistas del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) que son precisamente los que se están enfrentado a ellos con todo lo que tienen y constituyen la vanguardia de las fuerzas kurdas.
Peshmenga (aquellos que enfrentan a la muerte) es el término que emplean los kurdos para referirse a sus milicianos armados. También son llamados así los soldados del ejército del Gobierno del Kurdistán Autónomo, una de las regiones en que se ha dividido Iraq.
A los EE UU y sus aliados en la zona se les ha ido de las manos su apoyo a los terroristas islamistas, a los que financiaron y armaron para derrotar al régimen sirio. Como sucedió en Afganistán con los talibán, los fanáticos del EI se han vuelto contra sus patrocinadores y se han convertido en un peligro, no porque torturen, violen y asesinen, sino porque están poniendo bajo su control amplias zonas que incluyen grandes campos petrolíferos. Y, hete aquí la paradoja: USA pidiendo a Turquía que le permita apoyar a los comunistas del PKK mientras el fundador del movimiento y líder histórico kurdo, Abdulá Ocalán, es el único preso (condenado a cadena perpetua, tras serle conmutada la pena de muerte) en la cárcel turca de máxima seguridad de la isla de Imrali, en el Mar de Mármara. Ocalán sufre, además, un  severo régimen de aislamiento, ya que no se le permite recibir visitas.
Los milicianos peshmergas han sido aliados circunstanciales de EE UU en algunos momentos, fueron los que descubrieron el escondite de Saddam Hussein y pusieron sobre la pista del paradero de Osama Bin Laden al Pentágono, al detener a uno de sus primos y ahora, cuando el ejército iraquí huye en masa, son los únicos, junto al ejército sirio, que se enfrentan a los yihadistas, pero, es evidente que tienen sus propios intereses, que para nada coinciden con los de los norteamericanos y sus aliados.

El PKK parece una organización fuera del tiempo y del espacio en aquella zona del planeta. Sus ideales marxistas, el ateísmo de la mayoría de sus militantes y sus mujeres luchando fusil en ristre, pelo al viento, junto a los hombres no encajan en la cultura circundante. Pero, su buena organización, su disciplina y su lucha por la independencia de una tierra que troceó el imperialismo a su antojo han conseguido que fuera ganando adeptos. Hoy, cuando los asesinos del EI amenazan la vida de los kurdos, los peshmergas del PKK se ha erigido por méritos propios en la punta de lanza de la lucha por la supervivencia de su pueblo.
FOTO: una miliciana del PKK, con una ametralladora ligera de fabricación rusa al hombro, encabeza una columna de peshmesgas que se dirige al frente.

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