domingo, 17 de agosto de 2014

¿QUÉ SUCEDERÁ EN ASTURIAS?

Dentro de nueve meses, en mayo de 2.015, tendremos elecciones autonómicas y municipales en España. La importancia que van a tener estos comicios a nadie se le escapa, porque esta vez no solo se van a dilucidar miles de cargos en ayuntamientos y CC AA, también si el cambio político hacía el fin del bipartidismo, que marcaron las europeas, fragua. Las elecciones del próximo año estarán mediatizadas por lo que va a pasar en Cataluña este otoño con la consulta soberanista y posiblemente por unas elecciones autonómicas catalanas anticipadas que los independentistas podrían convocar mas como plebiscito, ante la ilegalidad que va a poner de manifiesto el Tribunal Constitucional, que para ver quien gobierna en la Generalitat. Pero, de aquí a la próxima primavera van a suceder otras cosas que tendrán también gran influencia en los resultados electorales. Estoy pensando, por ejemplo, en la intención del PP, que está aterrorizado ante la perspectiva de perder entre 4 y cinco millones de votos, de cambiar la Ley Electoral para que salga alcalde el candidato de la lista mas votada y que esa lista tenga la mitad mas uno de los concejales, es decir, mayoría absoluta,  y también, como no, en el debate que se va a suscitar ante el discurso triunfalista del Gobierno de Rajoy y la realidad, que nos dice que España ya debe un billón de euros, que el próximo año nuestra Deuda equivaldrá al 100% del PIB o que el desempleo volverá a repuntar en octubre, cuando la temporada turística haya finalizado. Es posible, y desgraciadamente no lo descarto, que otros asuntos a los que ahora no se da excesiva importancia política, como la epidemia de Ébola, irrumpan en la precampaña si  las autoridades no son capaces de controlarla y de explicar a los ciudadanos porqué no se tomaron las medidas preventivas necesarias en nuestras fronteras.
Pero, no solo Cataluña tiene su singularidad política, otras regiones, como Asturias, también tienen sus peculiaridades. Cuando, merced a los navajazos traperos entre algunos conspicuos del PP, se apartó a Francisco Álvarez-Cascos de la candidatura a la presidencia del Principado y éste, como respuesta, creó su propio partido político, nadie pensaba que se estaba fraguando un verdadero terremoto que puso patas arriba el statu quo imperante. Cascos ganó las elecciones, algo que casi nadie esperaba, porque supo recoger el voto de muchos asturianos indignados, no solo de derechas, que estaban hartos de las fechorías y tejemanejes del Gobierno de Areces, a lo que había puesto la puntilla los escándales de corrupción en la Consejería de Educación. No voy a relatar aquí todo lo que pasó después, porque es de sobra conocido, pero sí advertir que las circunstancias que se van a dar en las próximas elecciones autonómicas y municipales de 2.015 no tienen nada que ver con las que había en Asturias en 2.011. En efecto, aunque sigue el pacto tácito entre el PSOE y el PP, que cada vez es mas explícito, IU ha roto definitivamente con los socialistas, por lo que será muy difícil la formación de Gobiernos de progreso si el PSOE no da un claro giro a la izquierda, algo que, a pesar de su caída libre electoral, de momento, no se plantean los socialistas. También es muy importante tener en cuenta la irrupción de Podemos. La formación de Pablo Iglesias no se ha erigido en una alternativa de Gobierno, porque muchas de sus propuestas son demagógicas, pero sí en un instrumento útil para los descontentos, que son muchos, y que piensan utilizar su voto como un castigo hacia el poder establecido. Surge una paradoja, aunque ideológicamente están en las antípodas, tanto Foro Asturias como Podemos comparten una buena parte del nicho electoral.

Yo creo, por un cúmulo de circunstancias, que las elecciones del próximo año, como sucedió con las europeas, se van a dilucidar en una clave ajena al enunciado de los comicios y que los partidos que no hayan sabido adaptarse al cambió súbito que ha propiciado la falta de respuestas a los problemas de la gente, como les ocurrió a los dinosaurios hace 65 millones de años, entrarán en declive o, simplemente, desaparecerán.

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