viernes, 22 de agosto de 2014

LA SEGUNDA VUELTA

La reforma electoral que el PP quiere aprobar en septiembre para intentar “salvar los muebles” en varios ayuntamientos importantes, como el de Madrid y Valencia, se ha topado, como era de esperar, con la oposición del resto de formaciones políticas, incluso de los partidos nacionalistas ideológicamente afines, como el PNV y Convergencia y Unió. Yo estoy completamente seguro que los populares sabían perfectamente que su propuesta de máximos (donde no solo sería elegido alcalde el candidato de la lista mas votada, también esa candidatura tendría, de forma automática, la mitad mas uno de los concejales, es decir, mayoría absoluta) sería rechazada por los partidos minoritarios, porque los condena a la marginación, y que el PSOE, el colaborador necesario, tampoco estaría por la labor, porque el PP está varios puntos por encima del Partido Socialista en todas las encuestas, por eso existía un plan “B”, una buena moto que vender a los socialistas. La propuesta que Rajoy va a hacer al nuevo secretario general socialista no es otra que la segunda vuelta electoral para los comicios municipales, si en la primera ningún partido obtiene mayoría absoluta. Si los partidos de la izquierda quisieran, de verdad, neutralizar las triquiñuelas de la derecha, pactarían una lista única y un programa común para ganar las elecciones, pero para eso el PSOE tendría que hacer una profunda autocrítica y pedir perdón por las fechorías cometidas (algo bastante difícil, porque los socialistas no lo han hecho en los dos últimos congresos, a pesar de las sucesivas debacles electorales) e IU y Podemos tragar unos cuantos sapos y hacer propuestas políticas menos demagógicas y con mas sentido de Estado (para ser serios, no se pueden defender las mismas cosas que los independentistas, querer abrir de par en par nuestras fronteras o prometer la jubilación a los 60 años). Los populares son plenamente conscientes de las contradicciones de la izquierda y de que esta carece de un líder capaz de unirla, por eso el señuelo de la segunda vuelta tiene que funcionar, piensan seguramente con razón. El PSOE sabe perfectamente que va a ser muy difícil hacer pactos electorales con IU y Podemos tras las elecciones, aunque se mantuviera la actual Ley Electoral, y que el PP los va a barrer de casi todos los ayuntamientos y CC AA, pero una segunda vuelta en la que los electores tendrían que elegir entre el candidato socialista y el popular creen que les ofrece una oportunidad. Craso error, solo hay que ver lo que ha sucedido en Extremadura y Asturias para darse cuenta que muchos votos de la izquierda no irían al actual PSOE en ningún caso.

Aunque la nueva Ley Electoral que pretende sacar adelante el Gobierno introdujera la segunda vuelta, los populares siempre saldrían favorecidos, pero no el bipartidismo, que ha entrado definitivamente en crisis. Solo hace falta ver lo que ha pasado en Francia y en otros países europeos. Esta vez ganaría el PP, pero la laminación de la oposición radicalizaría la situación política en España en un momento donde la inteligencia y altura de miras son mas necesarios que nunca.  

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