viernes, 8 de agosto de 2014

LA RESPUESTA RUSA

Como era de esperar, el Gobierno ruso ha respondido con una primera andanada de medidas a las sanciones que los EE UU y la UE le habían impuesto por no plegarse a los intereses estratégicos de la OTAN en Ucrania. Porque, aunque se haya dicho en Occidente que las sanciones impuestas a Rusia eran por anexionarse Crimea o por su apoyo a los prorrusos alzados en armas de las regiones del Este de Ucrania, la verdad es que nada de todo lo que está pasando habría sucedido si los EE UU y sus aliados no hubieran apoyado a los golpistas del Maidán y no hubieran diseñado un plan, incluyendo el adiestramiento de elementos subversivos en Lituania y Polonia, cuyo fin último era desplazar a Rusia del Mar Negro, acabar con su base en Sebastopol y con sus radares de alerta temprana de la Península de Crimea y acosarla militarmente con el despliegue en Ucrania de nuevas bases militares y nuevos elementos de la IDE (Iniciativa de Defensa Estratégica) que se añadirían a los ya desplegados en Reino Unido, España, Polonia y Rumanía. Se trataba, en fin, de aplicar la política estratégica unipolar, tan querida por los EE UU, donde el chantaje a la soberanía de otros Estados está en el manual.
El presidente ruso, Vladimir Putin, no tardó ni un minuto en firmar un acuerdo de suministro de gas a China durante 30 años, para cubrirse las espaldas, pero los países de la UE no pueden permitirse prescindir del gas y petróleo rusos porque el brutal encarecimiento de la energía y la pérdida de las cuantiosas inversiones realizadas en gaseoductos como el del Báltico, que lleva gas a Alemania, serían la puntilla para sus economías sumidas en una profunda crisis. Pero, además, en respuesta, el Gobierno ruso ha suspendido las importaciones de frutas y hortalizas (algo que castiga muy fuerte a los productores españoles), pescados y mariscos, leche y productos lácteos, carne, etc, y ha advertido que, si EE UU y la UE siguen con sus sanciones, Rusia responderá, entre otras medidas, cerrando su espacio aéreo a los vuelos comerciales occidentales y que prohibirá la importación de automóviles y componentes aeronaúticos de los países de la OTAN. Eso sería un verdadero desastre para muchas empresas de la UE.
Mucha gente en Europa aún no ha entendido que Rusia no es la enemiga, es más, se les llena la boca hablando de un inexistente plan de Putin para recrear el antiguo imperio ruso. Pero Rusia, el mayor y mas poblado país de Europa, es una gran potencia y un país que, como muestra la historia, no se deja acosar ni chantajear. Mejor harían en evaluar la importancia de las sinergias que generaría una colaboración leal entre la UE y Rusia.

Como ha dicho el embajador ruso ante la UE, Vladimir Chizhov, solo hay un país al que beneficia todo esto. En efecto, los EE UU han querido dar una patada a Rusia, pero han sido los Gobiernos de la UE los que la han recibido en sus traseros.

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