domingo, 30 de junio de 2013

LOS QUE ESTÁN FUERA DE LA LEY

Los ciudadanos empiezan a ser conscientes de que la crisis que asola Occidente es mucho mas profunda que la que afecta a las economías de los Estados y de las familias. Hay una crisis galopante de valores morales y de principios éticos, que ya está poniendo en serio peligro a las libertades y a la democracia.
Nos gobiernan individuos corruptos que utilizan a la Fiscalía como abogado defensor de los delincuentes, para que estos no se vayan de la lengua ante los jueces, y que piden sacrificios a los trabajadores mientras los millonarios aumentan.
La política, y hago serios esfuerzos para no ser catastrofista, está muy podrida y si entre todos no ponemos coto a esta deriva las consecuencias serán muy dolorosas. Hemos llegado ya a un punto en que ningún candidato debe ser tenido en cuenta si no se compromete, como primera medida de su Gobierno, a actuar contra la corrupción con mano de hierro y caiga quien caiga, incluidos, naturalmente, los conspicuos de los partidos que nos han estado gobernando y que se han lucrado con sobresueldos, mordidas y toda clase de prebendas y regalos por recalificar terrenos o por adjudicar suculentos contratos de obras públicas, por ejemplo, y también, faltaría más, los miembros de la Casa Real, sin excepciones, que se han burlado de los ciudadanos españoles.
La evidencia mas diáfana de la grave situación que ya está sufriendo la democracia es el acoso que están sufriendo los jueces que se han atrevido a seguir adelante con causas en las que están implicados personajes que trabajaban para el poder establecido. Cuando el juez Baltasar Garzón fue apartado de la magistratura algunos se alegraron, otros también se congratularon de que Federico Jímenez Losantos, con el que no comparto ni una sola opinión, tuviera que abandonar la COPE. ¡Cuidado!, mañana podemos ser cualquiera de nosotros.
Pero, España no es una singularidad, el imperio de las mafias y de los que se pasan la Ley por la entrepierna está muy extendido. Estos días todos hemos visto lo que está sucediendo con el ex-agente de la CIA, Snowden, que, tras peligrosas peripecias, ha terminado, inteligentemente, en Moscú, donde el presidente Putin, (muy enfadado con Obama por la intervención de las potencias occidentales y sus lacayos en Siria) es mas que probable que le dé asilo. Pero, evidentemente, no es Snowden el delincuente sino los que, sin orden judicial alguna, llevan años espiando a los ciudadanos del mundo, interviniendo sus llamadas telefónicas, sus fax o sus correos electrónicos, para, bajo la coartada de la lucha contra el terrorismo, satisfacer oscuros intereses.
Como a Julián Assange, que lleva ya mucho tiempo recluido en la embajada de Ecuador en Londres, los falsos demócratas son capaces de acusar de alta traición a un ciudadano de otro país (Assange es australiano) y de poner en peligro su integridad física con total desfachatez, mientras salen impunes de sus propias fechorías.

Los nuevos sátrapas tienen bajo control a las instituciones democráticas y a muchos medios de comunicación, pero, a pesar de sus tejemanejes y de organizaciones espías tan poderosas como ECHELOM, el nuevo Gran Hermano, a la vista está, no lo domina todo.

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