El ejército sirio ha tomado la estratégica ciudad de Al Qussair, infligiendo una dura derrota a los mercenarios del Frente Al Nusra, uno de los grupos armados sunitas, financiados por Arabia Saudí y Qatar y apoyados por Occidente, alzados en armas contra el régimen de Damasco.
A pesar del flujo de armas a través del corredor que une la ciudad con el área libanesa de Hermel, los rebeldes fueron desbordados por una nueva estrategia del mando sirio, que, en vez de enviar sus blindados (a los que esperaban minas y toda clase de artefactos explosivos), atacó con unidades de operaciones especiales de infantería que permitieron a los ingenieros y zapadores limpiar primero las carreteras de acceso. La operación se inició en la localidad de Abl, cercana a la autopista que une las ciudades de Damasco y Homs, allí el ejército logró entrar a pesar de las poderosas fortificaciones construidas por el Frente Al Nusra. Pocos días antes, los grupos alzados en armas también habían sido aplastados en Homs, localidad que se hizo tristemente famosa por las imágenes de un vídeo donde un miembro de la Brigada Faruk, otro de los grupos terroristas, se comía el corazón de un soldado sirio. Además, la retirada hacia posiciones en el interior de Líbano de las milicias sunitas ha sido cortada por los hombres de Hezbolá, aliados incondicionales de Damasco desde que en el año 2.006, ante la invasión israelí de Líbano, el presidente Bashar al Assad acogiera en Siria a decenas de miles de ancianos, mujeres y niños que huían de la previsible masacre, mientras los jóvenes se enfrentaban exitosamente a los carros de combate, Merkava, sionistas. La fuerza combinada del ejército sirio y las milicias de Hezbolá creó una bolsa donde muchos mercenarios cayeron, otros escaparon hacía la zona de El Golán, donde se combate ahora encarnizadamente, allí los restos del Frente Al Nusra y algunos otros grupos armados están siendo acorralados por el ejército sirio y, vivir para ver, tienen ahora a Israel como retaguardia. Ante la gravedad de la situación, los cascos azules de Austria han abandonado sus puestos de observación en los altos de El Golán.
Conviene recordar que España mantiene en estos momentos 661 soldado en Líbano, en misión de la ONU, aunque en una zona algo alejada del actual teatro de operaciones bélicas.
La toma de Al Qussair, después del de la ciudad de Alepo, ha sido el mayor golpe para los grupos armados sunitas, sus aliados occidentales, los regímenes feudales árabes que los financian e Israel, a quien beneficiaría la desaparición del Estado sirio.
El resultado de la batalla ha permitido al ejército sirio recuperar el control en toda la región al oeste del Río Orontes, cortando las carreteras usadas para el contrabando de armas y hombres desde Líbano y garantizando la seguridad de las ciudades costeras de Tartus (allí hay una importante base naval rusa), Banyas, Yableh y Latakia.
En estos momentos, los combates se centran en el paso fronterizo, entre Israel y Siria, de Quneitra, que ha sido tomado por los rebeldes que huían de la bolsa de Al Qussair.
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