domingo, 11 de octubre de 2009

LA GUARDIA CIVIL AGREDIDA


No es de extrañar que España sea vista desde fuera como un país de pandereta, poco serio, como una monarquía, pero bananera. No es la primera vez que miembros de la Benemérita son agredidos. Hemos visto como los que trafican con droga los insultan y atacan cuando van a las playas a impedir el tráfico de hachís. Hemos visto como los descerebrados del botellón atacan e incendian comisarías, hemos visto, en fin, como, no solo se le ha perdido el respeto a la autoridad y a los que velan por la salvaguarda de las leyes, sino que, como en Dos Hermanas, incluso se pone en grave peligro la integridad física de los miembros de la Guardia Civil. Las personas que integran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado van armadas para algo. La pistola que portan no es un aderezo del uniforme, sirve para, en casos extremos, cuando la proporcionalidad del caso lo exige, hacer uso de ella, bien como instrumento disuasorio o de defensa. La presencia de la Guardia Civil o de la policía ante los que delinquen no sirve para nada si, aunque son atacados con grave peligro para su vida, no pueden utilizar su arma reglamentaria. Si yo fuera el ministro del Interior Rubalcaba anunciaría que los guardianes del orden y la seguridad de los españoles no pueden ser agredidos ni vejados y que, bajo mi responsabilidad, utilizarán todos los medios para impedirlo, en el cumplimiento de la misión que la Constitución les asigna. Para que sirva de aviso a navegantes, o sea, delincuentes.

J. Jesús J. Suárez González

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