martes, 20 de octubre de 2009

EL FRENTE INDEPENDENTISTA


Vamos a hacer un ejercicio de futurología que, como ustedes saben, es algo bastante mas serio que la videncia, ETA va a anunciar el abandono definitivo de la lucha armada. Las conversaciones que estos días han mantenido altos dirigentes de la desaparecida, sobre el papel, Batasuna y del PNV van a desembocar en un nuevo escenario para el que los partidos de ámbito estatal, sobre todo el PSOE, no están preparados. La pérdida del poder de los nacionalistas y el acoso policial y judicial a los violentos ha hecho que, ya sin tapujos, ambos mundos se fundan en un abrazo, donde la última manifestación celebrada en San Sebastián, para pedir la liberación de Otegui, solo sea la plasmación definitiva de un coqueteo que viene de antiguo. El problema con el que se van a encontrar los partidos mayoritarios, repetimos, peor lo va a tener el PSOE, es que su política de apaciguamiento, cuando no alianzas y colaboración, les va a pasar factura. En efecto, fue un grave error que, además de condenar la violencia de ETA, no se articulara un discurso antinacionalista, no basado en la exclusión antidemocrática sino en la supremacía de los propios ideales. No se puede ser un estadista si antes no se es estatalista. Porque no se trata de diferentes visiones del tamaño de la tribu, sino de que los estados que hoy conocemos en Europa siguen siendo el mejor instrumento para la defensa del poder popular, siempre que sus políticos estén a la altura de las circunstancias. El fraccionamiento de los estados en la Europa de Este, en general, y pese al apoyo de Occidente y de la UE, solo ha traído pérdida de influencia internacional, paro y miseria. A los nacionalistas se les ha consentido mucho. No solo se han hecho estatutos a su medida y financiaciones autonómicas que hay que meter en la Constitución con calzador (la última pifia es el blindaje del concierto vasco) sino que, además se ha tolerado un discurso que no se sostiene en el mundo actual. Tanto se ha consentido que hoy están crecidos. El presidente del Fútbol Club Barcelona llama cavernícolas a los que están en contra de sus deseos independentistas y salvo algún valiente, como los presidentes de Extremadura y Cantabria, los políticos y los intelectuales callan como muertos. Se pacta, se gobierna y se compadrea con los que no pierden ocasión de despreciar a España y de poner piedras en el engranaje del Estado. Lo ha hecho el PP, lo ha hecho IU y lo ha hecho el PSOE, en vez de ponerse de acuerdo (como ha sucedido en el País Vasco donde ya había que subir al monte para ver ondear, no la bandera de Euskadi, sino la de España) en lo fundamental, la defensa de la integridad del Estado. Los que creen en la superioridad del discurso estatalista sobre el independentista, no pueden seguir actuando como cobardes acomplejados. No se trata tanto de patriotismo, que también, como de seguir apostando por que España sea un instrumento útil para el bienestar del conjunto de sus habitantes.

J. Jesús J. Suárez González

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