ENCANTADOR

 

Como habíamos previsto, Pedro Sánchez se ha decidido por el “cheque regalo” en vez de por el control de los precios. Un cheque de 200 euros puede servir para ganarse voluntades ingenuas en año electoral y un control por parte del Ministerio de Consumo de las subidas injustificadas de los precios de muchos alimentos no es tan efectivo para comprar votos. La cuantía de los cheques no llega a los 300 ó 400 euros que pedían los desnortados de UP, pero les satisface, porque además se añade un límite de un 2% a las subidas de los alquileres (la diferencia con la inflación la pagarán de su bolsillo los propietarios) y también continuarán siendo “gratuitos” los trenes de cercanías y mediana distancia y algunas líneas del transporte por carretera. Para contentar a todo el mundo, y de paso tapar la boca a la oposición de derechas, Pedro Sánchez ha eliminado el IVA de unos cuantos alimentos básicos y reducido a la mitad el de otros. Todas las medidas del presidente del Gobierno y su pléyade de asesores tienen una cosa en común: Toda la pasta gansa saldrá de nuestros bolsillos ¿no pensará usted que va a salir del bolsillo de Sánchez? y/o engrosará el déficit y la deuda y lo pagarán nuestros hijos y nuestros nietos con intereses. Eso sí, la medida de los 20 céntimos que nos sacaban de un bolsillo para metérnoslos en el otro cuando íbamos a repostar con nuestro coche se elimina, es una imposición de Bruselas, donde no gustan esos juegos de triles, pero se mantendrá para “profesionales”. Nadie sabe cómo se controlará o se pagará eso, pero da igual, en el discurso-patraña mola. En fin, tenemos un presidente del Gobierno con mucha cara dura y que hace exactamente lo contrario de lo que este país necesita, pero al que nadie puede discutir que es encantador, hasta Ursula von der Layen le pone ojitos.