miércoles, 14 de septiembre de 2022

LAS PATRAÑAS Y LAS LEYES DEL MERCADO

 


Ha coincidido la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, para decir lo bien que está haciendo las cosas en materia económica su gobierno, con la comparecencia de Ursula Von der Layen ante el Parlamento Europeo, para decir exactamente lo mismo, eso sí, en este caso, además, rodeada de la parafernalia ucraniana y acompañada de la esposa de Zelenski; pero, ni uno, ni la otra, han apuntado ninguna medida contra la inflación, esa inflación que está poniendo ya en gravísimas dificultades a muchos ciudadanos y muchas empresas, en España y en toda la UE. Es curioso que mientras Pedro Sánchez nos cuenta sus películas, ningún partido de todo el arco parlamentario haya sido capaz de ponerlo en dificultades esgrimiendo la verdad de las cosas, pero lo mismo pasa en otros parlamentos de otros estados europeos y lo mismo pasa en Estrasburgo. O los políticos que nos representan, todos ellos, no están a la altura de las circunstancias o hay condicionantes ¿inconfesables? aún peores. Los discursos se han centrado en contarnos lo malo que es Putin, lo que llevamos meses escuchando, y en que para que el tinglado no se venga abajo harán falta más sacrificios de los ciudadanos y de las empresas. Llegados a este punto ¿No se habrán estado equivocando las grandes corporaciones y los bancos, sin descender a empresas y empresarios menores, apoyando a los que ahora van a topar sus beneficios y les van a hacer pagar los platos rotos?

A pesar de la caída del precio de los carburantes, ante el descenso de la demanda mundial de petróleo por la crisis en la que estamos ya metidos hasta el cuello, los precios de la energía eléctrica y de los alimentos siguen en la estratosfera y agosto se cerró en España con un brutal 10,5% de inflación, pero que en el caso concreto de los alimentos básicos es mucho más alta. Esto quiere decir que hay ya un alto porcentaje de la población que no solo va a tener dificultades para pagar el recibo de la luz, va a tener dificultades para comer. En Francia saben muy bien lo que pasa cuando el pueblo no tiene pan, y no cuela que le digan que entonces coma bollos. Los políticos también lo saben y como no quieren que les pase como a Luis XXI y a su esposa, Maria Antonieta, necesitan obtener urgentemente miles de millones de euros para salvar de la total indigencia a millones de personas. Ya no puede imprimir más dinero fiat, porque la inflación se dispararía aún más, así que no les queda otra que entrar a saco contra los beneficios de las empresas, cinco minutos antes de hacer lo misma contra cualquiera al que le puedan sacar dinero. De momento, Von der layen ya nos ha dicho que piensan obtener por esa vía 140.000 millones de euros. Esto es solo el principio de un camino que lleva irremisiblemente al desastre. Mientras, esperan que la subida de los tipos de interés tenga resultados, pero esta crisis inflacionaria, cachis en diez, no es una crisis por culpa del consumo.

La izquierda desnortada quiere carros de la compra artificiales y topar los precios de las cosas y la derecha despistada no sabe a qué carta quedarse, a lo que le contaba Adam Smith o a lo que le cuentan sus correligionarios desde Bruselas. Nadie dice la verdad a la gente, no se la pueden decir, se trata de ir tirando hacia adelante como se pueda, apuntalando, paso a paso, el agujero para que no se caiga el techo encima. Von der Layen no ha esgrimido ni una sola medida contra la inflación, pero si ha dicho que “las sanciones a Rusia han venido para quedarse” y que “estamos en guerra”, una guerra que no ha declarado ningún parlamento en Europa, Rusia no es Libia, no vaya a ser que nos caigan unas cuantas bombas atómicas encima. Al mismo tiempo EE UU ya prepara también sanciones contra China, en este caso bajo el argumento de su belicosidad en la defensa de su soberanía sobre Taiwán. Ya habíamos dicho que la valorización del dinero fiat la harían los ciudadanos con sus sacrificios (con esta inflación) y también que la desglobalización que ha decidido EE UU, y que ha impuesto a sus socios de la OTAN, será extremadamente dolorosa y nos llevará por caminos muy peligrosos. Sin embargo, toda esa gente que nos han estado contando lo bien que funcionaba el capitalismo y esa libertad de mercado que, en verdad, nunca ha existido parece que se ha olvidado que las leyes del mercado sí operan y que lo hacen de forma inmisericorde. Esas leyes del mercado pondrán a cada uno en su sitio. Tampoco podemos descartar, tenemos un buen caldo de cultivo para ello, un "cisne negro", ya sabe, un acontecimiento inesperado, a veces con resultados catastróficos, que puede ponerlo todo patas arriba, más arriba aún de lo que ya lo están.

No hay comentarios:

Publicar un comentario