domingo, 11 de octubre de 2020

LA ULTRADERECHA Y EL CORONAVIRUS

 


La ultraderecha había medrado en los últimos años en el mundo por varias causas: En Europa los partidos neonazis y neofascistas habían crecido porque habían sabido arrimar el ascua de los problemas generados por la inmigración irregular masiva a su sardina. Lo mismo sucedió en los EE UU, donde solo se explica el ascenso de Trump porque el actual presidente hizo de la lucha contra la inmigración su bandera, con el muro y con el eslogan “América primero”. En Iberoamérica el fenómeno del ascenso de la ultraderecha en algunos países, como en Brasil, por ejemplo, tiene unas connotaciones distintas. En España la aparición de Vox supuso que toda la gente de ultraderecha que votaba al PP se pasara al partido de Abascal, pero no solo gente de ultraderecha, también gente poco politizada, muchos jóvenes, que no estaban de acuerdo con la inmigración, con las leyes de género y con la okupación, que no solo eran cosas que parecían consustanciales con la izquierda, tampoco el PP había hecho nada contra ellas. Pero, la llegada del coronavirus ha servido para que muchos se dieran cuenta de que la lucha de la ultraderecha contra ese tipo de cosas no formaba parte, en verdad, de su plan estratégico, solo eran asuntos instrumentales. El plan estratégico de la ultraderecha es otro muy diferente y cualquiera que tenga perspectiva histórica lo debería saber perfectamente. Por eso los empresarios de El Ejido votan a Vox, pero luego contratan inmigrantes irregulares en negro. Así que la ultraderecha ha tomado ahora como instrumento prioritario de su lucha política la pandemia, porque piensa, muy erróneamente, que eso le puede dar más votos y que con ello puede hacer más daño a la izquierda y fagotizar a la derecha civilizada y democrática (no son demócratas los que pidieron un Gobierno de “salvación nacional” al margen de las urnas y de la mayoría parlamentaria). Mientras, por ejemplo, llegan cientos de inmigrantes subsaharianos a Canarias en decenas de pateras soltadas por buques nodriza, los de Abascal no dicen nada, están ahora centrados en luchar “por la libertad y contra este Gobierno criminal y totalitario”, movilizando a sus huestes con la bandera del negacionismo, la de las conspiraciones delirantes, o la de que el Gobierno actúa o deja de actuar, todo sirve a caballo del coronavirus. Y exactamente lo mismo está haciendo la ultraderecha en toda Europa, en los EE UU o en Brasil, estén en el Gobierno o en la oposición. Craso y estupendo error que pagarán.

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