jueves, 1 de octubre de 2020

¿DERECHA LIBERTARIA O GOLPISTA?

 


La pandemia del coronavirus ha puesto patas arriba conceptos y creencias que se suponían inmutables, ya nadie discute, digan lo que quieran Bolsonaro y Obrador, que no hay una oración eficaz contra el coronavirus, que no sirven los amuletos, o que lo colectivo prima sobre lo individual. En este contexto ha emergido con fuerza lo que se ha dado en llamar el nuevo capitalismo marxista; no es que los capitalistas vayan a llevar ahora siempre encima una edición de bolsillo de “El Capital”, no pidamos peras al olmo, es que se han dado cuenta que solo el Estado, ese al que tanto aborrecieron y que quisieron minimizar hasta casi la nada, es el único que los puede salvar. Pues bien, junto al pragmatismo del capitalismo marxista ha aparecido otro concepto, el de la derecha libertaria ¿unos nuevos ácratas que quieren acabar con el poder de los Estados, como todos los anarquistas? pues no, llamemos a las cosas por su nombre: son los golpistas de toda la vida. Esta derecha libertaria, o golpista, tiene personajes verdaderamente encantadores, aunque no por eso menos peligrosos, como, por ejemplo, Donald Trump, que lleva ya tiempo amenazando con pasarse los resultados de las próximas elecciones presidenciales por la entrepierna. Aquí, en España, también tenemos nuestra derecha libertaria, o golpista, aunque ni mucho menos el golpismo ibérico es privativo solo de la derecha, me explico: Es verdaderamente patética la rebeldía que está mostrando la Comunidad Autónoma de Madrid con el Gobierno de España. Los que acusaban a Sánchez de tardar en tomar medidas, los que acusaban a los “socialcomunistas” de las manifestaciones del 8M y llamaban, con razón, a los independentistas catalanes golpistas, por desobedecer la Constitución y la Ley, hacen ellos lo mismo. Mientras la pandemia se extiende por la capital de España, Ayuso y compañía se comparan con pueblos y ciudades de 20.000 habitantes, cualquier cosa sirve para desobedecer las recomendaciones científicas y para ningunear al Gobierno del Estado. Tras la destitución de Cayetana Álvarez de Toledo y que emergieran otros conspicuos del PP, como el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, parecía que los populares habían tomado buena nota de que la voxificación de su partido no había sido una buena idea, pero, ha sido un espejismo, siguen en las mismas, siguen en el cuanto peor, mejor, como los de Abascal, con la esperanza de derrocar al Gobierno y cargarse la legislatura utilizando cualquier argumento o instrumento, desde deslegitimar a una parte del Gobierno, “por comunistas”, hasta simplemente desobedecer. Si eso no es golpismo que venga Dios y lo vea. Es exactamente el mismo golpismo que el de Puigdemont y de Torra. No se me olvida que aliados objetivos de esta derecha libertaria, o golpista, también los hay en el PSOE, son los que montaron un golpe contra su propio secretario general y que, aunque la militancia socialista los ha puesto en su sitio, siguen ahí y no pierden la más mínima oportunidad de criticar a Sánchez y a su Gobierno de llamar Pablo Manuel, con sorna, a Iglesias o de salir a defender a Juan Carlos, por ejemplo ¿Señor X de los GAL, lobista, golpista y defensor de un exmonarca corrupto? menudo currículum. Seguramente habrá quien piense que exagero, que una cosa es discrepar con el Gobierno y ejercer una dura oposición y otra muy distinta ser un golpista, no se imagina usted cómo me gustaría estar equivocado, pero, vamos a ver la moción de censura de Vox, cuáles son sus argumentos y su programa y si el PP se sube, o no, a ese carro. Ciudadanos debería apearse de ese tren cuanto antes, los de Arrimadas se han embarcado con unos compañeros de viaje nada recomendables. Pero, de momento, el Gobierno de España sigue gobernando.

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