Por decisión del presidente,
Sánchez, vamos a estar en campaña electoral desde ahora hasta el 26 de mayo y
viendo lo que ya estamos viendo nos podemos irritar mucho y nos lo podemos
tomar a guasa y divertirnos. Yo he optado por la segunda opción, porque cabrearme
no sirve de nada y encima no me viene bien para la salud. Si usted piensa que
las distintas formaciones políticas van a estar centradas en proponer
soluciones a los muchos problemas de España y de los españoles, olvídelo. Nadie
va a proponer entrar a saco contra la economía sumergida y el fraude fiscal,
por ejemplo, nada menos que el 23% del PIB según el propio Banco de España,
unos brutales 80.000 millones de euros que nos hacen falta para las pensiones,
para la dependencia, para crear empleo y para amortizar nuestra gigantesca
Deuda. Eso es como mentar la bicha, porque han creado una sociedad paralela que
vive al margen de las leyes y de Hacienda y si se meten con ella se les cae el
castillo de naipes que han construido. Pague usted, que tiene una nómina, y
cállese. Casado y Rivera se han tirado al monte y hace falta frotarse los ojos
para descubrir que son los mismos líderes que hace unos pocos meses parecían
moderados. El presidente del PP ha dicho: “El caos, o yo”, lo mismo que decían
los capitostes franquistas en los estertores de aquel régimen. “El
caos, el caos”, gritaba la gente en la viñeta de “El Roto” de Chumy Chúmez en
1.975. “No importa, el caos también somos nosotros”, contestaba el orador.
Rivera, exactamente el mismo que firmó un acuerdo de Gobierno con Pedro Sánchez
y exactamente el mismo que ha estado sosteniendo el Gobierno socialista en Andalucía
hasta hace cuatro días, dice ahora que “nunca pactaremos con el PSOE ni con
Pedro Sánchez”. Uno y otro sobreactúan y pierden los papeles, no porque tengan
miedo a la izquierda, es porque le tienen un miedo tremendo a Vox, que ya los
está vampirizando y se los puede acabar devorando. Hay un asunto estrella que
centrará el discurso de las dos derechas en esta campaña electoral para las generales: Cataluña. Casado y Rivera ya han manifestado que piensan
aplicar otra vez el Artículo 155, esta vez en plan duro, pero nada han
dicho de si tienen preparado un plan de contingencia si éste fuera necesario
¿volverían a meter a la Guardia Civil en ferrys, por ejemplo? no nos lo han
dicho porque no lo tienen. Como no lo tuvo en su día Soraya Sáenz de Santamaría, que dejó a la Policía y a la Guardia Civil a los pies de los caballos. El
ministro de exteriores, Borrell, que estos días se resiste como gato panza
arriba a que lo manden de nuevo a las instituciones europeas, nos ha dicho que
en Cataluña lo que va a seguir haciendo falta son “toneladas de diálogo” ¿qué
diálogo? ¿el diálogo con los que, a pesar del acercamiento de presos a las
cárceles catalanas, a pesar de recibir a Torra, a pasar del dinero destinado en
los Presupuestos para Cataluña y a pesar de una promesa de indulto si volvían a
la Constitución y a la Ley querían la rendición incondicional del Gobierno de
Sánchez y de España? ya hemos visto que esa gente no quiere ningún dialogo. El
PSOE haría bien en sentar los pies en el suelo en este asunto antes de acudir a
la refriega electoral. Y lo mismo sucede con Unidos Podemos, que en vez de
centrarse en las cosas que verdaderamente importan a la gente, como lo que han
conseguido en estos meses del Gobierno socialista, subida de las pensiones y
del Salario Mínimo Interprofesional a 900 euros, ya están hablando de “una
campaña feminista”, la de “Unidas Podemos” en el país donde las mujeres ya
tienen más derechos legales que los hombres. Mucho me temo que la ultraderecha,
arrimando inteligentemente las ascuas a su sardina, se los puede comer a todos
con patatas. Atentos.
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