Después de la enésima metedura de
pata del Gobierno de Sánchez, ha llegado la enésima rectificación, el mediador,
o “relatador”, era algo tan poco digerible que donde hace cuatro días dijeron digo, pues
ahora dicen Diego. Quedan rotas las conversaciones y las negociaciones con los
independentistas catalanes. Para este viaje no se necesitaban alforjas. Las
elecciones generales están servidas, solo pendientes de la fecha.
Tanto el PSOE como Unidos
Podemos, se encuentran en una situación muy delicada y haría falta un milagro
para que las izquierdas pudieran sacar los suficientes votos y diputados para
formar Gobierno ¿cómo es esto posible, cuando en circunstancias normales los
votos de las izquierdas son aproximadamente un millón más que los de las
derechas? Veamos: El Partido Socialista viene cometiendo los mismos errores que
toda la socialdemocracia europea, una socialdemocracia que en países tan
importantes como Francia e Italia, por ejemplo, ha quedado reducida a la mínima
expresión, pero es que, además, en España a la falta de respuesta de la socialdemocracia
a la crisis y a los nuevos retos, como la inmigración, se suman otros
particulares, como el asunto del independentismo catalán, sin olvidarnos, claro
está, de que los socialistas españoles, como los alemanes y los franceses (no
los portugueses) siempre han preferido pactar y gobernar con la derecha que con
las fuerzas políticas a su izquierda, salvo en los ayuntamientos y algunas CC
AA cuando tenían a una dócil IU de muletilla. Recordemos, porque parece que ha
pasado un siglo, pero está muy cerca, el acuerdo de Gobierno a que llegó el
propio Pedro Sánchez con Ciudadanos y como pretendía que Podemos e IU lo
avalaran sin contraprestación política alguna. Solo con pensar en tener un par
de ministros de Podemos e IU levantó ampollas y provocó hasta un golpe contra
su propio secretario general en el PSOE. Es decir. Los socialistas han
levantado un “cordón sanitario” contra Unidos Podemos mientras aquel PP con el
que nadie pactaba ahora pacta con Ciudadanos y hasta con la extrema
derecha que representa Vox. Si usted escucha o lee el potente aparato mediático
del PSOE se dará cuenta que muchas veces están más contra lo que tienen a su
izquierda que contra lo que tienen a su derecha, esa derecha que es la que, en
verdad, les disputan el poder. Mientras los votos de las derechas se pueden
trasladar sin problema de una formación a otra y luego suman para gobernar, los
de las izquierdas se quedan en casa, como ha pasado en Andalucía.
En Cataluña los nacionalistas no
votan nunca ni al PSOE ni a Podemos, tienen sus propios partidos que cubren
todo el espectro electoral, pero, mientras las derechas ponen el acento en la
unidad de España y en dar cera a los independentistas, las izquierdas son
ambiguas, cuando no coquetean claramente con los independentistas. Recordemos
el Gobierno tripartito de Maragall. Actuando así, el batacazo electoral en Cataluña
estaba cantado. Como no se rectificó y las izquierdas se empecinaron en el
error, en Andalucía, donde se sumaba el escándalo de los Eres, el desprestigio
de un régimen corrupto, la invasión de inmigrantes y la irrupción de Vox, se
formó la tormenta perfecta y, mola mazo, otro batacazo. Pero, las izquierdas no
han tenido suficiente y se quieren sublimar con una debacle electoral de libro,
como en Italia. Para eso el PSOE se pone a las órdenes de Washington en el
asunto de Venezuela y los socialistas ya está pensando en implementar en España
la “mochila austriaca”, es decir, que los trabajadores se paguen su propio
despido, para compensar la posible derogación de la Reforma Laboral de Rajoy.
Pablo Iglesias, desaparecido, bastante tiene con cuidar a sus gemelas ¿Resolver
los problemas reales, a quién interesa eso? Las izquierdas van perder las
próximas elecciones por goleada y la clave, los que van a inclinar la balanza
del lado de la derecha más extrema, van a ser los jóvenes, aquellos indignados
a los que han traicionado y que ahora se van a vengan dando un puñetazo encima
de la urna. Se van a equivocar, pero no les han dejado otra alternativa.
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