sábado, 16 de febrero de 2019

ELECCIONES GENERALES EL 28 DE ABRIL


Bien, ya sabemos la fecha de las elecciones generales, finalmente no habrá un “superdomingo” el 26 de mayo, con cuatro elecciones y cinco urnas. Por decisión del presidente Sánchez, y dicen que, en especial, de alguna de sus ministras, los españoles tendremos que acudir dos veces a votar en menos de un mes y estaremos sometidos a dos larguísimas campañas electorales fusionadas en una sola, que, de hecho, ya ha empezado. Eso sin contar la duplicidad del gasto. Algunos analistas afirman que Pedro Sánchez se ha decidido a convocar las elecciones generales por separado por las presiones de los barones regionales y de los alcaldes socialistas, pero yo soy de la opinión que, ante la pésima situación en que se encuentra el PSOE en algunas CC AA y en algunos ayuntamientos, como los más importantes de Madrid y Barcelona, el presidente ha pensado que puede salir mejor parado si acude sin ese lastre, que el lastre no es él. Sea como fuere, las derechas estarán encantadas, pelillos a la mar con el dinero y la paciencia de los ciudadanos, porque no se cansaban de pedir elecciones generales, “cuanto antes”. Tres argumentos de peso se le ha caído a pedazos al Tripartito en pocos días: ni había un pacto vergonzoso con los independentistas y ya tienen fecha para las elecciones generales. Solo les queda el Falcon, porque desde que pedro Sánchez reconoció como presidente a Guaidó, como por encanto, Venezuela ha desaparecido del discurso derechista.
En muy poco tiempo han pasado cosas en España que hace solo un año parecerían impensables: PSOE y Unidos Podemos están condenados a pactar y ese “coletas” que a muchos socialistas les caía tan mal es ahora un aliado imprescindible, porque no tienen otro. Las derechas, incluidos esos que algunos pensaban eran moderados, Ciudadanos, pero que, en verdad, son oportunistas, no tienen empacho en pactar con la ultraderecha que representa Vox y eso, que todo el mundo tome buena nota, les va a impedir en el futuro cualquier acuerdo de investidura y de legislatura con los nacionalistas vascos, con ese PNV que siempre, cuando el PP lo necesitó, le dio sus votos, eso sí, a cambio de muchos millones de euros. Estas cosas pueden tener mucha importancia en el futuro inmediato, o no, depende de los resultados electorales y de la conformación de las mayorías. Veremos.
Dos cosas van a decidir el futuro de España tras las elecciones que se avecinan, olvídense ustedes de los programas: la capacidad que tengan unos y otros de emocionar y la abstención de los votantes de izquierdas. Si las emociones siempre han sido más decisivas que las ideas, esta vez van a ser determinantes. Por eso las formaciones políticas que piensen dirigirse al electorado con un programa político que nadie lee y que nadie confía en que se cumpla se llevarán un buen batacazo. Con solo media docena de propuestas que interesen a la gente y que emocionen se ganan las elecciones. Los bolcheviques llegaron al poder con “Paz, Pan y Tierra” y Trump todavía sintetizó más con su “América primero”. Inteligentemente, eso es lo que harán las derechas, ya sabemos, por ejemplo, que el PP pondrá en acento en volver a aplicar el Artículo 155 en Cataluña y en aprobar una ley para que la ocupación de viviendas y locales puedan ser resuelta de forma “exprés”. La abstención castigó a las izquierdas en las pasadas elecciones generales, recordemos que Unidos Podemos perdieron más de un millón de votos y que fue gracias a que IU y Podemos acudieron justos a los comicios que pudieron conservar los 71 diputados y aquello no se convirtió en una debacle. Pero, en Cataluña mucho los votos del PSC y de Los Comunes, que no  quieren saber nada de coquetear con los independentistas, se fueron a Ciudadanos y en Andalucía muchos de sus votantes se volvieron a quedar en casa para no tener que votar con una pinza en la nariz. Ya veremos si el PSOE es capaz de emocionar con propuestas concretas y ya veremos si Pablo Iglesias, tras su retiro al desierto, perdón, a cuidar de sus gemelas, vuelve haciendo autocrítica y rectificando, con los verdaderos problemas de la gente como bandera y no llamando a las cosas en femenino y bobadas parecidas. Me temo que no, porque la izquierda no ha sido capaz de hacer algo aparentemente tan sencillo en ningún país de Europa. Y así les ha ido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario