Como algunos sospechábamos, no
hubo ataque químico en Siria y lo que sucedió en Duma fue otro de los montajes
cinematográficos a los que nos tienen acostumbrados los terroristas. En efecto,
fueron los “Cascos Blancos” (el servicio médico y de rescate de los yihadistas,
financiado por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes, que ha recibido premios en
Occidente) los que prepararon la cortada para que la tríada imperialista, EE
UU, Reino Unido y Francia, en otro acto de piratería y sin el mandato del
Consejo de Seguridad de la ONU, atacara a un país soberano, Siria. Las pruebas
de la patraña son demoledoras: Una vez que el Ejército Árabe Sirio se hizo con
el control de Duma y toda Guta Oriental apareció una gigantesca ciudad subterránea,
excavada a quince metros de profundidad, que esclavos locales, bajo amenaza de
decapitación, habían construido obligados por los asesinos. En esa ciudad se
encontraron arsenales químicos. Pero, lo más fuerte es que el EAS encontró al
niño que aparecía en primer plano del vídeo del supuesto ataque químico y a su
padre, que les relataron que fueron secuestrados por los “Cascos Blancos” y
llevados a un hospital donde los regaron con agua mientras lo grababan. Esta
declaración, aunque ha salido en muy pocos medios occidentales, se puede ver
completa en Internet. Por si esto no fuera suficiente, Rusia ha trasladado a la
sede de la OPAQ (Organización para la prohibición de las Armas Químicas) en La
Haya a 17 ciudadanos sirios para que declararan, algunos que también salían
filmados en el vídeo de los yihadistas, que todo fue un montaje. Los que acusan
a Al Assad de dictador, mientras compadrean con Mohhamad Bin Salman, los que
exigían una respuesta al ataque químico y no dijeron absolutamente nada cuando
Sadam Hussein, en el contexto de la guerra contra Irán (entonces Sadam era el
bueno de la película) gaseó a miles de kurdos, deberían hacérselo mirar, tienen
un problema serio.
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