jueves, 26 de abril de 2018

EL BÚNKER


Este nombre se acuñó en la España de los primeros años de la Transición y para nada tenía que ver con el término original inglés que definía una pila de carbón, más bien con el alemán que llamaba así a una instalación fuertemente fortificada. El Búnker, así se llamó a los restos de aquella España franquista que se resistía al cambio, restos que entonces eran muy poderosos y donde había militares, empresarios, políticos, policías, periodistas y hasta una buena parte de la iglesia. A Adolfo Suárez le tocó bailar con la más fea y la más fea era el Búnker. El primer pisotón se lo dieron a aquel presidente del Gobierno (al que no se le reconoció todo lo que hizo por este país hasta que se le fue la cabeza o hasta después de muerto) cuando D. Adolfo legalizó el Partido Comunista. La dimisión del Almirante Gabriel Pita da Veiga, ministro de Marina, y todo lo que sucedió entonces entre bastidores, fue el primer puñetazo encima de la mesa de los fascistas que se resistían a perder el poder, del que habían gozado durante 40 años, para entregárselo al pueblo. La segunda vez que el Búnker hincó su tacón en el pie de Suárez, esta vez girándolo a izquierda y derecha y presionándolo bien para que hiciera más daño, fue en el golpe de Estado de 1.981; no el del 23 de febrero, no el de la “tejerada”, sino el de verdad, el que triunfó, el que aconteció unas semanas antes y obligó a Adolfo Suárez a dimitir ¿Ha desaparecido el Búnker? ¿ha dejado de actuar? Lo que ha sucedido alrededor de la dimisión de la ya expresidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Cristina Cifuentes, y ese vídeo sacado en el momento oportuno de un cajón me ha recordado mucho a las maniobras y la forma de actuar del Búnker. Debemos recordar también que esa misma trama montó hace no muchos años una operación de acoso y derribo contra la monarquía, con la esperanza de que la izquierda (los fascistas pretendían usar a la izquierda de tontos útiles) se sumara a ella. La operación fracasó, porque el PSOE e IU cerraron filas con la institución monárquica (como diría Roy Batty, el de “Blade Runner”, yo he visto cosas que vosotros no creeríais). El mayor enemigo de la monarquía española no es la izquierda, es el Búnker. Yo no descarto que tras la difusión de las imágenes del enfrentamiento entre las reinas Leticia y Sofía también hubiera una mano negra, la misma que guarda otras imágenes de la actual reina para exhibirlas cuando lo crea necesario. ¿Alguien, en su sano juicio, piensa que Eduardo Inda, el ahora director de OK Diario, tenía en sus manos el vídeo que obligó a dimitir a Cifuentes? se lo han proporcionado para que lo difundiera, por supuesto, como él mismo ya ha reconocido. Si en un principio lo lógico era sospechar que Génova 13 o incluso el entorno de Esperanza Aguirre fueran los que quisieron imponer la disciplina de partido o ajustar cuentas, al conocer nuevos datos empieza a aparecer diáfano que el Búnker sigue actuando. Si no los conociéramos tan bien, darían miedo.

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