Este nombre se acuñó en la España
de los primeros años de la Transición y para nada tenía que ver con el término
original inglés que definía una pila de carbón, más bien con el alemán que
llamaba así a una instalación fuertemente fortificada. El Búnker, así se llamó
a los restos de aquella España franquista que se resistía al cambio, restos que
entonces eran muy poderosos y donde había militares, empresarios, políticos,
policías, periodistas y hasta una buena parte de la iglesia. A Adolfo Suárez le
tocó bailar con la más fea y la más fea era el Búnker. El primer pisotón se lo
dieron a aquel presidente del Gobierno (al que no se le reconoció todo lo que
hizo por este país hasta que se le fue la cabeza o hasta después de muerto)
cuando D. Adolfo legalizó el Partido Comunista. La dimisión del Almirante
Gabriel Pita da Veiga, ministro de Marina, y todo lo que sucedió entonces entre
bastidores, fue el primer puñetazo encima de la mesa de los fascistas que se
resistían a perder el poder, del que habían gozado durante 40 años, para
entregárselo al pueblo. La segunda vez que el Búnker hincó su tacón en el pie
de Suárez, esta vez girándolo a izquierda y derecha y presionándolo bien para
que hiciera más daño, fue en el golpe de Estado de 1.981; no el del 23 de
febrero, no el de la “tejerada”, sino el de verdad, el que triunfó, el que
aconteció unas semanas antes y obligó a Adolfo Suárez a dimitir ¿Ha
desaparecido el Búnker? ¿ha dejado de actuar? Lo que ha sucedido alrededor de la dimisión de la ya
expresidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Cristina Cifuentes, y ese
vídeo sacado en el momento oportuno de un cajón me ha recordado mucho a las
maniobras y la forma de actuar del Búnker. Debemos recordar también que esa
misma trama montó hace no muchos años una operación de acoso y derribo contra
la monarquía, con la esperanza de que la izquierda (los fascistas pretendían
usar a la izquierda de tontos útiles) se sumara a ella. La operación fracasó,
porque el PSOE e IU cerraron filas con la institución monárquica (como diría
Roy Batty, el de “Blade Runner”, yo he visto cosas que vosotros no creeríais).
El mayor enemigo de la monarquía española no es la izquierda, es el Búnker. Yo
no descarto que tras la difusión de las imágenes del enfrentamiento entre las
reinas Leticia y Sofía también hubiera una mano negra, la misma que guarda
otras imágenes de la actual reina para exhibirlas cuando lo crea necesario.
¿Alguien, en su sano juicio, piensa que Eduardo Inda, el ahora director de OK
Diario, tenía en sus manos el vídeo que obligó a dimitir a Cifuentes? se lo han
proporcionado para que lo difundiera, por supuesto, como él mismo ya ha
reconocido. Si en un principio lo lógico era sospechar que Génova 13 o incluso
el entorno de Esperanza Aguirre fueran los que quisieron imponer la disciplina
de partido o ajustar cuentas, al conocer nuevos datos empieza a aparecer
diáfano que el Búnker sigue actuando. Si no los conociéramos tan bien, darían
miedo.
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