viernes, 8 de julio de 2016

EL EXPANSIONISMO DE LA OTAN

Llega el presidente norteamericano, Barak Obama, a España tras asistir en Polonia, junto a otros jefes de Estado y de Gobierno y de responsables de la Comisión Europea, a la última cumbre de la OTAN, una cumbre donde se ha acordado que el despliegue de tropas aéreas y terrestres, que se había reforzado en las tres Repúblicas Bálticas y en Polonia a raíz de la intervención rusa en Crimea y en el Este de Ucrania sea permanente. No solo eso, también se ha acordado que la OTAN coordine todos los dispositivos de la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE) desplegados en Europa y en Turquía ¿Se acuerda usted cuando decían que el Escudo Antimisiles era para defendernos de la cohetería de Irán y de Corea del Norte?
La OTAN se creó en Washington el 4 de abril de 1.949, pero no era un sistema de defensa colectivo, como declaraba, sino un instrumento de despliegue del poderío militar de los EE UU, como tiene otros en otras partes del mundo. Tampoco era una respuesta a la ocupación soviética de la Europa del Este, algo que los Aliados habían acordado en Yalta, ni a la creación del Pacto de Varsovia, que no sucedió hasta el año 1.955. En este asunto se ha mentido tanto que hoy muy poca gente sabe que, tras la muerte de Stalin, Nikita Jruschov pidió el ingreso (el 31 de marzo de 1.954) de la URSS en esa organización de “defensa colectiva” y le fue denegado. No fue posible entonces la distensión ni el entendimiento y comenzó una larga “Guerra Fría” que se prolongaría durante décadas. Sin duda alguna el factor que mas influyó en la caída de la URSS fue una carrera de armamentos que las repúblicas soviéticas y sus aliados del Este de Europa no estaban en disposición de igualar, con unos costes estratosféricos. Se dice que la URSS llegó a dedicar a Defensa hasta el 40% de su PIB. Para darnos una idea del asunto, apuntaremos que a día de hoy el gasto militar combinado de todos los países miembros de la OTAN supera el 70% del gasto militar mundial.
Pero, a pesar de la desaparición de la URSS y del Pacto de Varsovia, la OTAN en ningún momento se planteó desaparecer, todo lo contrario, no ha parado de crecer y de expandirse, hacia el Este. Hoy forman parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte 28 Estados y otros 22 países son colaboradores. No voy a relatar aquí cual fue la secuencia de los acontecimientos en Crimea y Ucrania, ya he escrito otros artículos sobre el asunto, solo apuntar que no fue Rusia la que los empezó. ¿Qué sentirían los estadounidenses si una colosal fuerza militar ruso-china se desplegara cerca de su frontera con México? ¿Qué sentirían si una imponente fuerza naval los tuviera a tiro desde el Caribe? Pues eso mismo sienten los rusos con la OTAN y la Sexta Flota.

De igual forma que estoy convencido que Rusia jamás atacaría ni a las Repúblicas Bálticas, ni a Polonia ni a Finlandia, también lo estoy de que no habrá nadie tan loco como para pretender invadir Rusia, no solo porque todos sabemos lo que les pasó a los dos que lo hicieron, sobre todo porque la desproporción en armamento convencional es tan grande que Rusia obligatoriamente tendría que recurrir a su arsenal nuclear para defenderse. El Escudo Antimisiles mantuvo durante algún tiempo la ilusión de que el chantaje sería posible llegado el momento, pero el desarrollo de nuevos programas estratégicos rusos, como los nuevos submarinos de la clase “Borei” y los misiles “Bulavá”, capaces de burlar cualquier sistema interceptor, terminaron con los sueños occidentales de apropiarse de las inmensas reservas naturales rusas. Pero, como en la física cuántica, también aquí puede haber un principio de incertidumbre, un momento imprevisible, un factor con el que nadie cuenta que puede desencadenar la catástrofe. 

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