jueves, 2 de junio de 2016

LOS TRABAJADORES POBRES

El mayor problema para muchos españoles ya no es no tener trabajo, estar en el paro, sino tener un trabajo de jornada interminable a cambio del salario mínimo, uno de los mas bajos de la UE. ¿Qué interesa mas? se preguntan muchos ciudadanos ¿trabajar todo el día a cambio de un salario de miseria, tener que pagar autobús, tren u otro medio de trasporte, tener que comer fuera de casa, etc, o cobrar el salario social y malvivir de las subvenciones? Es obvio que es mucho mejor ser pobre de solemnidad y tener todo el tiempo del mundo, que cobrar casi lo mismo pero estar todo el día fuera de casa y que, además, se rían de ti en tu propia cara. A esta situación de locura hemos llegado en España. Por eso, el descenso del paro en mayo, que tanto alegra a Rajoy y los suyos y que nos rebozarán por el rostro a lo largo de toda la campaña electoral, no satisface lo mas mínimo a los jóvenes que casi tienen que pagar por trabajar.
Quieren que volvamos a la sociedad del siglo XIX, que los trabajadores, que se habían emancipado, habían adquirido derechos y podían mantener dignamente una familia, vuelvan a ser aquellos proletarios famélicos y vestidos con harapos de la revolución industrial. Que se note bien quienes son los ricos, un puñado de déspotas, y los pobres, el resto. El fenómeno no es nuevo. Algunos ya habían advertido que, tras la concentración del capital, la globalización económica y la creación de un ejército de reserva, los millones de inmigrantes, que presionara a peores condiciones laborales y salariales al resto de trabajadores, llegaríamos a esta situación. Pues bien, aún no hemos visto nada.
A pesar del crecimiento económico y de la creación de empleo (nada nos cuentan de otras cifras macroeconómicas como el déficit o la Deuda) la desigualdad social sigue aumentando, como acaba de confirmar Cáritas. Pero, la creciente diferencia social no lo es tanto porque los ricos sean cada vez mas ricos, que también, como porque los pobres son cada vez mas pobres. En la España actual son muchos los hogares donde, trabajando ambos cónyuges y mirando hasta por el último céntimo, les cuesta llegar a final de mes. Esta deriva no tendrá límite si a los que tienen la sartén por el mango no se les dobla el brazo. Porque lo mismo que está pasando en España lo podemos ver en otras partes de Europa, incluso en países mucho mas ricos. Que se lo digan a los franceses.

Pero, a pesar de que los trabajadores han perdido muchos de sus derechos y de que ya existe una dictadura económica al mando, con sus burócratas, sus organismos y su palo, que pone y quita Gobiernos, todavía sobrevive en Europa, eso sí, a duras penas, la democracia. Y lo bueno que tiene la democracia es que, pese a sus trampas y sus leyes electorales injustas y pese a que los partidos políticos cómplices del poder económico tienen a su servicio unos aparatos mediáticos muy potentes, finalmente es el voto de los ciudadanos de a pie el que decide. Afortunadamente, no hace falta hacer una revolución violenta para cambiar las cosas, basta con dar un puñetazo encima de las urnas. O, si a usted no le parece bien y le gusta la sociedad del siglo XIX, dejar que continúe la deriva actual, que conducirá inexorablemente a aquellos tiempos que creíamos olvidados.

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