martes, 14 de junio de 2016

LAS CONCLUSIONES DEL DEBATE

El pasado lunes, 13 de junio, se celebró el anunciado debate electoral entre los cuatro candidatos de las formaciones políticas mas importantes. En contra de lo que algunos vienen manifestando, no parece que exista tanto hartazgo y desafección entre los españoles hacia la política, pues el debate, en día laborable y que acabó ya en la madrugada del martes, tuvo una audiencia en torno a los 10 millones de personas. El formato y las preguntas que hacían los moderadores, pactadas por los partidos, no eran los mas adecuados para que la gente se enterara del programa de cada uno ni que opinión tienen sobre asuntos muy concretos que nos afectan a todos: MIX energético, cambio climático, Deuda Pública, construcción de Europa, fraude fiscal, prostitución, bases extranjeras, peligro de una guerra nuclear, reforma de la ONU y un larguísimo etc. Seguramente en las entrevistas que los distintos medios harán por separado a cada uno de los candidatos se podrán desgranar y desarrollar las distintas posturas que ahora nos han hurtado.
Para mí el debate tenía un único interés, saber si el PSOE, que es el que, como ocurrió en las pasadas elecciones del 20D, va a decidir, piensa gobernar con la izquierda o con la derecha. Hasta en cuatro ocasiones se lo preguntó Pablo Iglesias a Pedro Sánchez y el candidato socialista fue incapaz de contestar. Sánchez estuvo mas centrado en atacar a Unidos Podemos que a Rajoy, e Iglesias continuamente se lo tenía que decir: “Pedro, no te equivoques de enemigo, el enemigo es Rajoy”. Todos dejaron clara cual va a ser su postura en los obligatorios pactos que se tienen que producir tras las elecciones, todos menos Sánchez. El PP quiere un pacto con Ciudadanos y con el PSOE (la Gran Coalición), Unidos Podemos, independientemente de si hay “sorpasso” o no, quiere un pacto de Gobierno con el PSOE y Ciudadanos pactará con quien sea menos con Unidos Podemos. Yo creo que los socialistas ya han decidido lo que van a hacer y el subconsciente traicionó a Pedro Sánchez al repetir continuamente que fue Iglesias el que evitó un Gobierno del “cambio” al no permitir su investidura. Es el viejo discurso-trampa socialista de “la pinza”, que ya utilizó Felipe González contra Julio Anguita, como si entonces IU y ahora Podemos quisieran que gobernara la derecha. El PSOE, que ha roto en esta campaña electoral el pacto derechista que había firmado con Ciudadanos, volverá a pactar con Albert Rivera tras las próximas elecciones cosas como que el Estado complemente con dinero público los salarios mas bajos y que los trabajadores se paguen su propio despido (la bolsa austriaca) y otra vez invitará a Pablo Iglesias a que lo suscriba y a apoyar un Gobierno con esas mimbres. Será la coartada para permitir que gobierne Rajoy y echar la culpa a Unidos Podemos de que ha impedido otra vez un Gobierno del “cambio”. Yo creo que los españoles, y muchos socialistas de corazón, se han dado perfectamente cuenta de esto y que eso se va a reflejar en las encuestas y en su decisión final el día 26 de junio.

Sin duda, Pablo Iglesias fue el vencedor de la contienda, porque siendo el objeto de todas las críticas no solo salió airoso, les dio estopa y, sobre todo, desenmascaró a Pedro Sánchez. El segundo lugar es para Mariano Rajoy, que, teniendo todo en contra, logró mantener el discurso y el tipo. El tercero fue Albert Rivera, nervioso por las encuestas que predicen una concentración del voto e intentando, con un encendido discurso anti Unidos Podemos, conservar los votantes mas derechistas. En último lugar coloco a Pedro Sánchez, decepcionante, poco creíble y al que Pablo Iglesias dejó con el culo al aire.

No hay comentarios:

Publicar un comentario