martes, 3 de junio de 2014

MONARQUÍA O REPÚBLICA

Tras la abdicación del Rey D. Juan Carlos, algo similar a lo que ha ocurrido en otros países europeos hace poco tiempo sin el menor sobresalto, se ha abierto en España el debate de si es mejor una monarquía parlamentaria, como la que tenemos, o una república. Este asunto adquiere una relevancia especial porque acontece en un momento muy delicado, después de unas elecciones europeas donde los grandes partidos han salido malparados, y cuando la ciudadanía ha tenido que asistir a los escándalos de Urdangarín y la infanta Cristina y a las correrías del todavía Rey, mientras el Gobierno daba aceite de ricino a la gente para cumplir las órdenes de Bruselas y del FMI.
España no es un país mayoritariamente monárquico y tampoco lo era cuando el general Franco designó a D. Juan Carlos como sucesor. El Rey tuvo como mayor enemigo a lo que entonces se denominó el “Bunker”, la derecha franquista, que nunca lo vio con buenos ojos, y fue precisamente la izquierda, incluido el PCE, quien lo apuntaló, para que pudiera lidiar con los militares mientras Adolfo Suárez hacía la Transición. Es decir, los verdaderamente republicanos, y no los que defendían la “democracia orgánica” del “Reino de España”, fueron los mayores defensores de la monarquía. Pero aquellos eran otros tiempos y había otros líderes, que tenían muy claro donde estaban las prioridades y cuáles eran los instrumentos en los que debían apoyarse para conseguirlas.
No cabe duda de que una república, al menos en teoría, es mas democrática y mas justa que una monarquía. El carácter hereditario de una institución, que el Rey esté al margen de la Ley, o que el varón prevalezca sobre la mujer y el primogénito sobre el benjamín son cosas que chirrían en pleno siglo XXI y que van contra el sentido común y el espíritu mismo de nuestra Carta Magna donde se dice que no puede haber discriminación por sexo o por edad.
Pero, después de dejar muy clara mi opinión al respecto, pienso que en la actual coyuntura social y política los líderes de la izquierda deberían tener la misma clarividencia y altura de miras que tuvieron sus compañeros y camaradas en la Transición. Los españoles tenemos ante nosotros retos enormes y problemas gravísimos. Con casi seis millones de parados, una corrupción generalizada y con nuestra deuda llegando al 100% del PIB, hay asuntos que deben tener prioridad sobre el debate monarquía-república. No podemos permitirnos el lujo de distraernos. Por si estas no fueran razones suficientes para no abrir mas frentes que debiliten la aplicación de la fuerza, dentro de poco tiempo España, un Estado que costó sangre, sudor y lágrimas forjar y que tiene ya 500 años, correrá serio peligro de desmembrarse o de convertirse, si los nacionalistas catalanes logran que se modifique la Constitución a su antojo, en un país donde solo habrá café para algunos, que gozarán, además, de un trato fiscal de privilegio. Sinceramente, ante eventualidades así, me ofrece mas garantías Felipe VI de jefe de Estado que un presidente que quizá no fuera siquiera el del Gobierno.

Permítame usted parafrasear a Deng Xiaoping, el gran dirigente chino: “qué importa que el gato tenga sangre azul si caza ratones”. Eso sí, deberá demostrar que es capaz de acabar con los “roedores”, porque, en esta España, aunque el Rey no gobierne tiene que ser protagonista en la defensa de los derechos de todos, no nos sirve una figura decorativa.

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