miércoles, 11 de junio de 2014

IRAK COMO CAMPO DE BATALLA

La gran diferencia entre un mal presidente y un estadista es que el primero se guía por impulsos electorales, por intereses económicos o mediáticos y por ocurrencias, mientras que el segundo siempre piensa en las consecuencias a medio y largo plazo de sus actos. Un buen presidente también debe ser un buen comunicador, no para vender peines a los calvos, sino para convencer a la gente que hace lo que se debe hacer. Este preámbulo viene a cuento de lo que está sucediendo en Irak y Libia, donde EE UU y sus aliados intervinieron militarmente con el cuento chino de “las armas de destrucción masiva”, en el primer caso, y de “llevar la democracia” en el segundo, lo decían los mismos que meses antes se fotografiaban con Al Gaddafi y que tienen regímenes feudales entre sus amigos, los mismos que no ven mas allá de sus narices.
El grupo armado fundamentalista Estado Islámico de Irak y Siria se ha hecho con el control de la ciudad iraquí de Mosul, que cuenta con dos millones de habitantes, la tercera del país después de la capital, Bagdad y de Basora. Este grupo islamista, ligado a Al Qaeda, ya manda en una buena parte del Norte kurdo de Irak y también en la ciudad de Faluya (100 kilómetros al oeste de Bagdad) y en Ramadi, en la provincia de mayoría suní de Anbar. El ISIS también combate en Siria, donde, después de neutralizar a las fuerzas opositoras que apoyaba Occidente, casi se ha hecho con el monopolio de la insurgencia que combate al régimen de Al Assad. Sus emiratos (así llaman a sus dominios) se extienden hasta la provincia siria de Raqqa, a lo largo del curso del río Éufrates. Este grupo islamista es particularmente violento y sus atrocidades son bien conocidas. Se han despachado a gusto contra los cristianos en Siria y sus bombas explotan casi a diario en los barrios de mayoría chií de Irak. Los asesinatos de prisioneros heridos, violaciones y torturas son comunes en los lugares que conquistan, también suelen liberar a presos para incorporarlos a sus filas, como hicieron en julio del año pasado en la cárcel de Abu Ghraib, donde liberaron a unos 1.000 individuos y acaban de hacer ahora en el penal de Badush (Mosul), donde han soltado a unos 1.400. En Irak se están aprovechando del apoyo de una buena parte de la minoría suní, que no se siente representada por el Gobierno. El líder de este grupo armado es Bakr Bagdadi, antiguo discípulo de Osama bin Laden.
Intentar desentrañar el fondo de lo que está sucediendo en Irak se me antoja harto difícil, pues son varios los intereses que se entrecruzan allí, pero, para nadie bien informado es un secreto que los EE UU y sus aliados han protegido, armado y financiado a Al Qaeda, como estrategia para derrotar o neutralizar a sus enemigos.  Lo han hecho en la Guerra de los Balcanes, en Irak, en Siria, en Libia, etc. Incluso Israel colabora de varias formas con estos indeseables. Es algo que clama al cielo, pues fueron miles los norteamericanos inocentes que murieron el 11S. Los españoles también sabemos algo de eso, porque también hemos padecido el zarpazo de los terroristas islámicos en nuestras carnes. Yo creo, sin embargo, que es el secular enfrentamiento entre sunís y chiís y la lucha por la hegemonía en esa zona entre Arabia Saudí e Irán donde está el verdadero meollo del asunto.

Occidente hace tiempo que ha apostado por apoyar a los regímenes suníes de la Península Arábiga y se ha plegado a los intereses estratégicos de Israel, mientras ha visto en Siria e Irán a sus enemigos. EE UU y sus aliados están completamente equivocados y las consecuencias de ese grave error cada vez están mas a la vista.

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