Hay fechas del calendario que
tienen connotaciones sentimentales épicas.
Precisamente el día 1 del mes de mayo es la fiesta de los trabajadores, que
recuerda el asesinato de los huelguistas “Mártires de Chicago” y el día 2 es
fiesta en la capital de España, donde se rinde honor a los madrileños que salieron
a la calle a vérselas con los invasores franceses y a valientes militares, como
los capitanes Daoiz y Velarde y el teniente Ruiz, que participaron en la
revuelta. Casualmente, la fecha del 25 de mayo, donde están convocadas las
primeras elecciones desde que el PP ganara por mayoría absoluta las generales
del 20 de Noviembre de 2.011, es fiesta en Argentina, porque en ese día del año
1.810 se estableció la Primera Junta que, al no reconocer la soberanía de la
Corona española, proclamó, de facto, la independencia. También llevaba el nombre
de “25 de mayo” el buque insignia de la Marina Argentina durante la Guerra de
las Malvinas, un antiguo portaaviones que había sido modernizado al que los submarinos
nucleares británicos pretendieron hundir, pero que se logró salvar haciéndole
partir, a toda máquina, desde el archipiélago hacia el Continente y logrando
que sus aviones, que fueron desembarcados, pudieran continuar la lucha. Fue igualmente el 25 de mayo de 1.982 cuando la Fuerza Aérea Argentina hundió el destructor británico
“HMS Conventry” y la Aviación Naval Argentina al buque portacontenedores “Atlantic
Conveyor”, en acciones heroicas de los soldados argentinos que habían sido
enviados por la criminal Junta Militar a una guerra imposible de ganar.
En esa misma fecha hay
convocadas elecciones para el Parlamento Europeo, y en España de todos nosotros depende
que sea un día intrascendente o que tenga, como para nuestros hermanos
argentinos, un significado también histórico, porque las efemérides no quedan
grabadas en la Historia por la inexistente magia de una fecha en el calendario,
sino porque la gente hace cosas que serán recordadas.
El 25 de mayo, dejémonos de
tonterías, no nos jugamos qué parlamentarios españoles van a estar en
Estrasburgo, sino la posibilidad de marcar un punto de inflexión en la política
española de los últimos 30 años. Los partidos mayoritarios, los que se vienen
repartiendo el poder desde hace décadas en nuestro país, también lo han
entendido así y ya verá usted que la campaña electoral estará centrada en los
problemas domésticos mucho mas que en los de la UE, precisamente en los
problemas que ellos mismos han generado.
Los ciudadanos llevan años
quejándose, en las conversaciones entre amigos, en artículos en la prensa, y en
todos los foros, de la clase política, de sus mentiras y sus engaños, de
sus despilfarros y de su corrupción. Pues bien, ha llegado la hora de dar un
puñetazo encima de la mesa y que sientan el miedo de perder su modus vivendi en
el cogote. “La Casta” casi ha logrado barrer del mapa social a la pequeña
burguesía y se ha cebado en los trabajadores, pero esa nueva alianza que han
propiciado, esa nueva mayoría, puede acabar con ella.
Hay mucha gente que ya tiene
claro a quién no va a votar, pero aún no ha decidido por quién hacerlo. Yo creo
que en la coyuntura histórica que estamos viviendo nos equivocaríamos si pretendiéramos
analizar las ideologías y los programas, es mucho mas sencillo que todo eso. En
la famosa confrontación televisada entre Richard Nixon y J.F. Kennedy, el 26
de septiembre de 1.960, JFK apareció radiante y bronceado, en contraste con un
Nixon con ojeras y traje gris, pero yo estoy seguro que no fue su imagen la que
le hizo ganar las elecciones, sino la pregunta que dirigió a los casi 70
millones de telespectadores y radioyentes que seguían el debate, después de
haber puesto al descubierto las mentiras de su contrincante: ¿Compraría usted a
este hombre un coche de segunda mano?. Recuérdelo el 25 de mayo.
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