miércoles, 30 de abril de 2014

AZNAR NO HARÁ CAMPAÑA

El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha manifestado que no asistirá a mítines y otros actos electorales del Partido Popular para la campaña  de las elecciones al Parlamento Europeo, porque “tiene otros compromisos”, pero a nadie se le escapa que son otras las razones para no acompañar a los candidatos de su partido. Se ha dicho, y puede que sea cierto, que las relaciones personales entre Aznar y Rajoy no son todo lo cordiales que cabría suponer, porque fue el propio Aznar el que eligió a Rajoy para sucederle, pero esa tirantez entre estos dos personajes no es una singularidad en el PP, baste el ejemplo de Gallardón y Esperanza Aguirre para demostrarlo. Lo que parece claro es que no son las diferencias políticas las que operan en contra de la camaradería, sino los personalismos.
Yo siempre he tenido la impresión de que José María Aznar quiere volver a ser presidente del Gobierno, porque piensa que nadie es capaz de hacer las cosas mejor que él. Ese es un rasgo de su personalidad muy acusado, que cualquier psicólogo asociaría a su manera de caminar, de hablar y de expresar su lenguaje no verbal, donde la prepotencia y, porqué no decirlo, la chulería priman por encima de todo. Ese complejo de superioridad no tiene ninguna base lógica, pues si bien es cierto que en sus dos mandatos presidenciales España creció de forma espectacular, no es menos verdad que la política del ladrillo que patrocinó y las grandes privatizaciones que abanderó, aplaudidas ambas por los socialistas, que también se subieron a ese carro, están pasando ahora factura a los españoles. Conviene recordar, ahora que tenemos la electricidad de las mas caras de Europa, cuando el ministro Piqué, en plena vorágine privatizadora, nos decía que habría mas competencia y que los precios de la energía bajarían. Eso sí, D. José María tiene actualmente un cargo testimonial, de los de no hacer nada, en ENDESA, una de las grandes empresas públicas españolas que privatizó, por el que cobra 200.000 euros anuales. Sus fechorías han sido muy grandes y variadas, pero los ciudadanos se han quedado con su apoyo a la Guerra de Irak (con la foto de Las Azores y las “armas de destrucción masiva” que “sin duda” tenía Saddam Hussein) y con el circo que montó en torno a los atentados del 11M, echando la culpa a ETA de unas acciones criminales islamistas que le salpicaban de sangre.
Aznar nunca ha pedido perdón por las canalladas que ha hecho, ni piensa hacerlo, es mas, pretende emerger sobre las cenizas del PP, irremediables ante la crisis y la falta de soluciones para encararla, para salvar a España y a los españoles.

Y es porque sabe que su partido, a pesar de las mentiras que pretenden endulzar la triste realidad, se va a pegar unos batacazos electorales de aúpa, que piensa que es mejor una retirada estratégica al desierto que, como decía la Alemania nazi cuando ya perdía la segunda Guerra Mundial, un avance hacia la retaguardia.

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